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Llega septiembre y se acaban las vacaciones. El regreso al entorno laboral puede ser duro, prueba de ello es que más de 5 millones de españoles se plantea cambiar de empleo a la vuelta de sus vacaciones, según un estudio realizado por Ranstad.

Además, la Encuesta Europea de condiciones de Trabajo de 2015 refleja que el 38% de los españoles considera que el trabajo afecta de forma negativa a su salud. Dicha creencia está íntimamente ligada al incremento de consultas al psicólogo tras el periodo estival, las cuales han aumentado un 14,2% de media en los últimos cinco años.

El síndrome posvacacional es la dificultad que sufren ciertas personas para adaptarse al cambio de rutina y, a pesar de no estar considerado una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud, este síndrome es una realidad para muchos ocupados. “Hay un periodo de adaptación tras las vacaciones para retomar la rutina que depende de cuánto tiempo de descanso ha tenido el trabajador, si ha conseguido desconectar…”, coincide la psicóloga sanitaria Paloma Fernández Villar.

“La problemática existe, aunque no lo consideraría un síndrome o un trastorno”, discrepa Alejandro García Romero, psicólogo doctorando en Salud Laboral en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Síndrome o no, la vuelta al trabajo supone una tarea complicada de superar para algunos ocupados, aunque no deja de ser un proceso más de la vida y un cambio de rutina. Idealizar el periodo vacacional, una desmotivación y un desencanto por el empleo actual o una mala gestión del estrés son algunos de los factores que pueden propiciar su aparición.

Los síntomas asociados a este síndrome son: disminución en el rendimiento laboral durante las primeras semanas de reincorporación al trabajo, angustia, irritabilidad, bajo estado de ánimo, inquietud, falta de sueño, problemas digestivos y dolor de cabeza, entre otros. Sin embargo, estas señales desaparecen cuando el trabajador consigue adaptarse a su antigua rutina. Según los expertos, los síntomas duran entre una semana o 15 días. Si persisten pasado este tiempo, los profesionales recomiendan acudir al psicólogo para evitar que se traduzcan en un trastorno.

Consejos para afrontar la rutina

Gestionar el tiempo. Planificar el día y administrar las tareas pendientes mejora la productividad.

Adaptación gradual. Despacio y con buena letra. Evitar la sobrecarga de trabajo en las primeras semanas y distribuir los quehaceres del hogar de forma progresiva.

Cambio en el sueño. Dormir adecuadamente y mantener horarios regulares, tanto en las rutinas diarias como en las horas de acostarse y levantarse al volver a la rutina.

Disfrutar del ocio. Para que el cambio no sea tan brusco, es bueno alternar la intensidad del trabajo con actividades de ocio y momentos con los amigos y la familia.

 

 

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20minutos.es

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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