Aunque la Unión Europea contaba con una de las legislaciones más exigentes del mundo en materia de prevención, la Directiva Seveso II, que ha incrementado el nivel de seguridad industrial europea, el vertido de cianuro en el río Tisza (Rumania), el accidente que tuvo lugar en Enschede (Holanda) y posteriormente la explosión que asoló el complejo químico de Toulouse, han aconsejado endurecer la normativa.
“Aunque no podamos eliminar el riesgo de accidentes industriales inherentes a la sociedades modernas” ha comentado la Comisaria de Medio Ambiente, Margot Wallström, “debemos adaptar y mejorar continuamente la legislación europea para tratar de reducir tales riesgos al mínimo”.
Considerando la explosión de Enschede, la propuesta ha incluido una mejor definición de las sustancias explosivas y pirotécnicas, así como un descenso cualitativo en la cantidad de estas sustancias.
Además, recogiendo las recomendaciones de otros dos estudios sobre sustancias cancerígenas y peligrosas para el ambiente, la Comisión ha propuesto incluir más sustancias cancerígenas y disminuir las cantidades líquidos tóxicos permitidos.
Aunque se ha considerado si la explosión del complejo química de AZF en Toulouse exigía una modificación de la Directiva Seveso II, puesto que las investigaciones están todavía en curso y como en este caso se cumplían todas las obligaciones derivadas de la Directivas (cosa que no ocurría ni en el vertido al río Tisza ni en la explosión de Enschede), se ha decidido no incluir, por el momento, medidas adicionales al respecto.
También se ha decidido esperar a que tengan lugar los seminarios europeos sobre la gestión del uso del suelo y sobre producción y almacenamiento de nitrato de amoniaco, que se celebrarán a comienzos del próximo año, para decidir si se proponen nuevas modiciones a Severo II.
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