El sector del transporte es el mayor en el número de muertes por accidente laboral, como CCOO constata en su informe “Accidentalidad viaria, movilidad laboral y trabajo” que es el que suma mas fallecidos en accidentes laborales, superando la suma del resto de los sectores en su conjunto.
Pero se sigue manteniendo la circunstancia de que en la mayoría de los casos no aparecen como accidentes laborales sino como accidentes de tráfico, siendo más relevante entre el colectivo de trabajadores/as autónomos/as, figura que ha crecido potencialmente con la crisis.
A las clásicas situaciones de prolongaciones de jornadas de conducción, la reducción de los descansos mínimos legales, y la presión del tiempo por la mala planificación en la organización del trabajo, se debe añadir la presión y estrés del riesgo psicosocial ante situaciones de graves incumplimientos empresariales, como es el abono regular de los salarios o la falta inversión en la adecuación y mantenimiento de vehículos.
CCOO denuncia la situación de grave deterioro anímico y psicoemocional que están soportando los/as conductores profesionales, que a la dureza de las condiciones laborales, se le suma la incertidumbre laboral o la perdida de bienes personales como la vivienda, o el aumento de conflictos familiares por la falta de abono del salario.
La reforma laboral y las estrategias empresariales ante la endémica situación económica, están presionando a la baja no sólo condiciones, sino también salarios, lo que traslada al factor trabajo la competitividad de las empresas.
“Por poner un ejemplo, en la actualidad hay empresas que deben más 5 mensualidades a sus conductores y estos han de hacerse cargo de los gastos que le corresponden a la empresa, como peajes, multas, transbordos o las propias dietas de alimentación, lo que aún les supone gastar un dinero del que no disponen”.
CCOO constata el incremento de la conflictividad laboral y social en las empresas, donde conviven situaciones reales de asfixia en la gestión empresarial por falta de liquidez con actitudes de empresarios que buscan incrementar su competitividad y ganancias, a base de reducir y constreñir el factor trabajo y las condiciones de empleo.
Estos factores ambientales y sociales del trabajo están en el incremento de la exigencia laboral al trabajador, que condiciona su entorno y perjudica el desarrollo de la actividad profesional en condiciones óptimas y adecuadas, repercutiendo en la seguridad vial y potenciando el riesgo de accidentes laborales, en términos de la Dirección General de Tráfico, de circulación.
Finalmente, criticamos que la orientación de la DGT ha ido “a la caza” de quien conduce, en lugar de asegurar elementos de ayuda a la conducción y a sus profesionales, y lo ha considerado en mayor medida como un infractor más que un profesional por quien hay que velar.
CCOO en su estudio, eleva una serie de conclusiones:
– La Administración debería informar de los accidentes en los que se implica algún vehículo profesional.
– Los accidentes graves o mortales donde intervienen conductores profesionales deben ser investigados conjuntamente por la D.G.T y la Inspección de Trabajo, con la participación de los representantes de los trabajadores de la empresa afectada.
Deben realizarse controles periódicos en las sedes de las empresas:
– Por la Inspección de Transporte para controlar los tiempos de trabajo efectivo y de descanso mediante el análisis del tacógrafo.
– Por la Inspección de Trabajo para controlar las Evaluaciones de Riesgo, Planes de Prevención y el cumplimiento de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
– Es imprescindible la planificación de los cuadrantes de trabajo y de descanso. El respecto a los tiempos de conducción, pero sobre todo el respeto a los límites humanos.
– Debe reducirse o eliminarse el trabajo “justo a tiempo” porque exige más esfuerzo y tensión psicológica al conductor
– Las empresas, en especial las dedicadas el transporte, no deben limitarse a realizar las Evaluaciones de Riesgos dentro de la empresa, sino que deben extenderlas a las rutas y ajustar Planes de Prevención a estas evaluaciones.
– Es preciso, que el transporte profesional circule por autovías y autopistas por seguridad
– Reequilibrar la Cadena de Responsabilidad cargador-empresario-conductor. (Aplicación de la responsabilidad penal a toda la cadena logística.
– Deben prohibirse expresamente las operaciones de carga y descarga realizadas por conductores.
– Los conductores deben recibir formación sobre:
– Eficiencia, para reducir el consumo de combustible y las emisiones de gases nocivos.
– Actuación en situaciones de riesgo tanto orientada a las actitudes como a las habilidades. A mayor pericia, mayor probabilidad de respuesta adecuada.
– Sobre Prevención de riesgos laborales y sus modificaciones, y las modificaciones cíclicas de la normativa de tiempos de conducción y de
descanso.
Y no olvidar el factor humano. Hacer posible la conciliación de la vida laboral y familiar sobre todo entre trabajadores de largo recorrido y de internacional. El desarraigo social es fuente de deterioro psicológico y mental, deteriorando las capacidades del conductor.
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