En los primeros cinco meses del 2008, los accidentes laborales en Castilla y León disminuyeron un 11% con respecto al mismo período del año anterior, según datos del Departamento de Salud Laboral y Medio Ambiente de UGT.
Hasta mayo de este año se habían producido en la provincia de Zamora un total de 327 siniestros, de los cuales 321 fueron leves y 6 graves. En junio ocurrió un accidente mortal, cuando un hombre de 30 años perdió la vida mientras trabajaba en una obra de construcción en la localidad de Pedroso de la Carballeda. La víctima quedó atrapada entre un camión y una furgoneta, tras soltarse el freno de mano de esta última.
Una semana antes, un obrero del equipo que realiza trabajos en el puente de la autovía, a la altura de Villagodio, sufrió un accidente de gravedad al caer desde una altura de cinco metros.
A principios de mayo, resultó herido un trabajador del servicio de Limpieza del Ayuntamiento de Toro. El empleado, que se encontraba subido en uno de los estribos del camión de recogida de basura, sufrió un aplastamiento contra un poste.
En el 2007, el sector de la construcción, al que se dedica el 12,6% de la población de la provincia, ocupó el primer lugar en la siniestralidad laboral. Los accidentes en el trabajo son una realidad diaria y la construcción soporta todavía una tasa muy alta de siniestros, según Sonia González, de UGT, que confía en que la apuesta por la formación dará buenos resultados para la seguridad, ya que «la mayoría de trabajadores no tiene aún formación en prevención de riesgos».
Según Enrique Vicente, de Comisiones Obreras, los trabajadores no están concienciados aún de las medidas de seguridad y «no tienen inculcada una cultura de prevención».
Los EPIs (Equipos de Protección Individual) son los que más cuesta asumir por parte de los trabajadores, sobre todo el casco, «que evitaría muchas lesiones», según Vicente. Las protecciones colectivas son más fáciles de asumir por los trabajadores, ya que «en las obras hay personas que se encargan de esto».
«En el momento en el que el trabajador se conciencie de que no importa perder cinco minutos en beneficio de su seguridad, aunque haga menos metros, habremos conseguido mucho», asegura Enrique Vicente, que explica que la preparación de la seguridad «necesita su tiempo».
Aún así, algunos accidentes son imprevisibles e inevitables por mucha seguridad que haya, reconoce, «pero al trabajador se le tiene que meter en la cabeza de una vez que al trabajo hay que ir a trabajar y no a morir».
Los juzgados de Zamora abrieron el año pasado un total de 125 diligencias por delitos de accidentes laborales, tres de ellas por homicidio y el resto por lesiones. Mientras que los casos que llegaron a los juzgados por homicidio en el 2007 aumentaron respecto al anterior -cuando fueron dos las diligencias abiertas-, los delitos por lesiones disminuyeron, ya que fueron nueve menos, según los datos de la memoria anual de la Fiscalía.
No obstante, el propio fiscal jefe, Rafael de Vega, hace constar en el documento que es muy alto el número de trabajadores que sufren lesiones y que no quieren reclamar por los daños sufridos y explica que se detectan casos en que el accidentado es el propio empresario, bien autónomo o bien miembro de una cooperativa con pocos socios, «de forma que prefieren no denunciar expresamente los hechos».
En la estadística de la Fiscalía se recogen los sectores que han registrado mayor siniestralidad, y son la construcción y agricultura los que encabezan la lista y en los que, además, se registraron los accidentes con peores consecuencias.
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