Las bajas laborales por depresión entre el profesorado de los centros de enseñanza de la provincia se incrementaron en un 86,25 por ciento durante el curso escolar 2005/2006 respecto al anterior período, según denunció el portavoz de Enseñanza del CSI-CSIF de Castelló, Miguel Ángel Cerdán.
Así, durante el pasado curso lectivo se produjeron 298 bajas por problemas mentales lo que constituye el 14,26 por ciento del total frente a las 160, es decir, un 8 por ciento, que se dieron durante el curso lectivo 2004/2005.
Miguel Ángel Cerdán valoró negativamente este significativo incremento ya que se debe a un «aumento de la conflictividad en el aula y mayores problemas de convivencia. En términos generales se puede considerar que se acentúa el denominado síndrome burnout o de profesional quemado debido a la presión laboral o a falta de alicientes». Cerdán aseguró que las bajas por depresión que se contabilizan entre los profesionales de la enseñanza se asemejan a las de otros sectores como el de la medicina y cuerpo de seguridad y duplican la media establecida según el portavoz del CSI-CSIF en un 5 o 6 por ciento.
Durante el curso lectivo 2005/2006 se produjeron un total de 2.089 bajas laborales en los centros de enseñanza de Castelló. De éstas, 520, es decir el 24,9 por ciento, se produjeron por enfermedades respiratorias como la gripe.
Asimismo, 104 de las bajas laborales, lo que significa un 4,97 por ciento, se corresponden a problemas del aparato nervioso; 116, un 5,5 por ciento, en relación al aparato digestivo; 182, un 8,7 por ciento, debido a embarazos y bajas maternales; 203, un 9,7 por ciento, a causa de patologías osteomusculares y 245, un 11,7 por ciento, por accidentes y traumatismos.
El portavoz del sindicato indicó que el número de bajas laborales en el sector de la enseñanza se incrementa conforme «avanza el curso. Acentuándose estos problemas durante el tercer trimestre».
Cerdán hizo hincapié en la necesidad de que desde la Administración se dote a los profesores «de instrumentos para que recuperen autoridad» así como en la falta de un catálogo de enfermedades profesionales, que ya ha sido aprobado por el Consell, y que ha de desarrollarse para que «se puedan arbitrar medidas tanto preventivas como de tratamiento».
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