La prevención de accidentes laborales y la consiguiente información y protección al trabajador y ciudadano son hoy en día hechos por todos reconocidos y recogidos en la normativa vigente.
Sin embargo, hubo otras épocas en las que la sensibilización social era escasa y la transmisión de los mensajes de previsión, enfermedad y accidente corrieron juntos a las técnicas artísticas que plasmaban en interesantes carteles su mensaje didáctico.
Accidentes y prevención. Carteles españoles del siglo XX reúne hasta el próximo viernes día 30 de marzo, en el Colegio Oficial de Aparejadores de Santa Cruz de Tenerife una muestra que recoge una colección de más de 80 carteles, de carácter único, perteneciente a Carlos Velasco, profesor de Política Económica de la UNED en donde se ofrece al espectador un recorrido a lo largo de cien años de eficaz testimonio sobre los diferentes riesgos laborales.
Accidentes y prevención. Carteles españoles del siglo XX es una aportación, estética, histórica y económica desde el punto de vista de la prevención, en una aproximación al cartel como el medio de comunicación más eficaz en la concienciación de los ciudadanos.
En ella, se realiza un recorrido visual a los Montepíos laborales durante el franquismo, a la integridad física de los trabajadores, a la concienciación social y al icono clásico de peligro a través de un color, un gesto o la redacción de un pequeño texto explicativo.
Carlos Velasco explica a este periódico que han sido quince años de recopilación de carteles en donde se habla de “prevención, información, soluciones a los accidentes, campañas institucionales del Ministerio de Trabajo o de Sanidad, de las mutuas laborales, de las casas de seguros, y además donde se dan consejos prácticos”.
Muchas de las piezas que se recogen en la muestra, han sido diseñadas por prestigiosos ilustradores como Robledano, Carlos Vázquez, Ribera Chacón, Ramón Casas, Poly o Aníbal Tejada, aunque también se incluyen otras de anónimos como la de Rafael de Penagos que “no firmaban porque sentían vergüenza al realizar este tipo de trabajo”.
Con una prensa muy diferente a la actual, una radio de impacto mediático muy limitado y una televisión prácticamente inexistente, el cartel se convertiría en el mejor medio de propaganda y publicidad más extendido, accesible, conocido y valorado hasta bien entrados los años sesenta del siglo XX
La característica principal que debía tener un buen cartel, en palabras de Velasco era “ofrecer la simpleza en una imagen” ya que añade que “el público al que se dirigía era en un 80% analfabeta, gente del mundo rural y de zonas urbanas que no sabían ni leer ni escribir”. “Las ilustraciones tenían que ser explicativas en un 90%, ofrecer imágenes agradables que hiciesen percatarse al ciudadano del mensaje que se le quería hacer llegar”, apunta. Al respecto, destaca que “todo esto era con la intención clara de concienciar a los hombres y mujeres de hace más de un siglo de la necesidad de acercar la máxima información sobre los diferentes problemas con los que se podían encontrar y como prevenirlos”.
Con todo, el tamaño más usual de los carteles de prevención en riesgos laborales debía tener unas dimensiones modestas, y se imprimían sobre papel, aunque también se hacía en cartón, cartulina o chapa.
A juicio del profesor de la UNED poco es la evolución que han sufrido las ilustraciones a lo largo de los años: “Hace cien años ya se transmitía de forma inteligente y sencilla lo que se quería decir. Los mensajes de ahora están más elaborados y se dirigen a una población con mayor nivel cultural”.
La exposición Accidentes y prevención. Carteles españoles del siglo XX recala hoy en Santa Cruz de Tenerife, y después de itinerar por la Península, gracias a Fraternidad Muprespa y al Gobierno de Canarias.
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