La evolución de la siniestralidad laboral en Burgos ha seguido una tónica ascendente durante el pasado mes de julio. Los accidentes de trabajo crecieron en la provincia un 12,02% durante este periodo, y se computaron 776, de los que 12 fueron considerados como enfermedades profesionales, lo que supone un incremento en 82 personas respecto a julio del año anterior. La propia evaluación que las autoridades autonómicas hacen no deja lugar a dudas: la evolución no ha sido positiva.
Los datos facilitados por la Viceconsejería de Trabajo de la Junta de Castilla y León demuestran que los riesgos a los que están expuestos los trabajadores burgaleses no han disminuido, y se enmarcan en una tendencia que ha mantenido, a grandes rasgos, una situación paralela en el resto de las provincias de Castilla y León.
No obstante, la mayor parte de los siniestros contabilizados en la provincia en julio tuvieron carácter leve -769- mientras que solo siete fueron clasificados como «graves». Como dato positivo, destaca el hecho de que no se registrara ningún fallecimiento en este intervalo. Según la evolución interanual, entre de enero y julio de 2002 se habían registrado cinco muertos en accidentes laborales en la provincia, mientras que en el mismo periodo del año anterior esa cifra se elevaba a ocho.
Valladolid, con 17 personas fallecidas, es la provincia que ha registrado a lo largo de este año mayor número de fallecimientos por causas laborales. León y Salamanca, las otras dos provincias que tienen un mayor grado de implantación industrial y del sector servicios, se sitúan inmediatamente detrás, con once y nueve fallecidos, respectivamente.
Ligero aumento
Según los datos que hizo ayer públicos en Valladolid el viceconsejero de Trabajo, José Alberto Ambrós, la evolución interanual demuestra que se han contabilizado en Burgos 4.800 accidentes, lo que supone 34 más respecto a los siete primeros meses de 2001. Atendiendo a este criterio, Burgos es la tercera provincia de Castilla y León en número de siniestros laborales a lo largo del año, por detrás de Valladolid -5.331- y León, con 6.046 personas accidentadas. De este modo, este ligero incremento del 0,71% de la siniestralidad registrado en la provincia se sitúa muy por debajo de la media autonómica (1,39%).
Los datos oficiales sobre siniestralidad laboral en Castilla y León hechos públicos por la Viceconsejería de Trabajo de la Junta muestran que en los primeros siete meses del año se han llegado a contabilizar en la provincia 4.723 accidentes de carácter leve, lo que representa únicamente un 0,21% más que en el mismo periodo del ejercicio anterior. No obstante, la situación experimenta un notable cambio cuando se trata de accidentes laborales de carácter grave, donde se computan durante los siete primeros meses de este año 72 accidentes laborales, 27 más que los contabilizados en los siete primeros meses de 2001, lo que se traduce en un incremento del 60% en esta clasificación.
En este sentido, José Alberto Ambrós reconoció que las cifras de evolución de la siniestralidad en la región «no son positivas», y destacó que la mayoría de los incidentes que se producen «obedecen a la precariedad laboral en el trabajo y por el exceso de confianza de algunos empleados».
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