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Ya son 33. Los casos de sarna notificados tras detectarse los primeros afectados en el Hospital Ernest Lluch de Calatayud aumentan cada día que pasa y, según Salud Pública, es más que posible que el goteo de enfermos sea constante en las próximas semanas.

El periodo de incubación es tan largo (entre 4 y 8 semanas) que hasta que se manifiesten todos los casos, tardará algún tiempo. Además, y como concretó el director general de Salud Pública, Francisco Javier Falo, los primeros síntomas de la enfermedad, como los picores o las lesiones cutáneas, pueden confundirse con otros problemas.

De los 33 afectados, 21 son trabajadores (muchos de enfermería) y 5 son pacientes de este centro hospitalario, mientras que 7 son personas que han mantenido contacto con los anteriores. Al parecer, el origen del contagio, el llemado caso índice, estuvo en un paciente hospitalizado por otra enfermedad y tratado por medicina interna que falleció por ese otro proceso. Este hombre padecía además escabiosis (sarna) que, en principio, fue tratada como una dermatitis o una psoriasis, precisamente por la similitud de los síntomas iniciales.

“La sarna no es algo que se diagnostique con rapidez y, por eso, puede suceder que un paciente que la sufra y está hospitalizado facilite el contagio a trabajadores y a otros pacientes del hospital”, explicó Marisa Espinosa, subdirectora provincial de Salud Pública.

Esta enfermedad no está asociada a la falta de higiene personal, sino que el contagio se produce por el contacto directo piel con piel. “En los hospitales se practican medidas higiénicas habituales como el uso de guantes desechables, pero cuando se produce una situación como esta, y en este caso el proceso era muy contagioso, es posible que se extienda aún adoptando medidas. En algún momento puede haber un contacto piel con piel involuntario que genere el contagio”, concretó Espinosa.

Los primeros casos se detectaron a la vez y en varios trabajadores del hospital. Se inició entonces una investigación epidemiológica hasta determinar el origen. “No se busca el foco para señalar a nadie, sino para marcar el proceso de avance de la enfermedad, identificar a todos los que han tenido contacto con él y obrar en consecuencia”, explicó Francisco Javier Falo.

De momento, todas las ropas que han podido utilizarse o estar en contacto y no eran desechables se han lavado a altas temperaturas y se han adoptado todo tipo de barreras preventivas. A los trabajadores afectados se les ha dado la baja laboral, para evitar que el minúsculo huésped siga avanzando.

Los protocolos sugieren que a las 48 horas del tratamiento se les puede dar el alta médica, aunque a veces es necesario repetir el tratamiento a los siete o diez días, como recuerdo. A las personas que tienen contacto con los afectados, también se les está aplicando el remedio de forma preventiva. Ante otros casos extra-hospitalarios que pudieran registrarse se ha avisado a los centros de salud para que puedan detectarlos precozmente.

En lo que se insiste, sobre todo, desde Salud Pública es en que no se trata de un problema grave de salud. No será fácil acotarlo, pero no dejará secuelas a los afectados. “Para combatirlo se utiliza la permetrina y es fundamental la higiene”, reconoció el director general de Salud Pública.

La escabiosis (sarna) está ocasionada por un ácaro microscópico que vive en las personas: “El reservorio es humano”, dijo Espinosa, quien también recomendó tranquilidad. Este insecto diminuto se mete bajo la piel, y cuando un ácaro hembra se introduce en una persona para poner sus huevos se produce un sarpullido que causa picor. Entre 2 y 6 semanas después de la exposición al ácaro de la sarna, los surcos se levantan y aparece un picor intenso, en especial cuando la persona entra en calor en la cama o después de hacer ejercicio o darse una ducha o baño.

Puede aparecer sarpullido o protuberancias en la piel de entre los dedos, en el lado interno de las muñecas, en el interior de los codos, en los pliegues que hay debajo de las nalgas y del abdomen, y alrededor de los órganos genitales. Las protuberancias pueden inflamarse, endurecerse o desarrollar costras. No obstante, Espinosa insistió en que “es un proceso banal, aparte de las intensas molestias que produce, y se está actuando y atajando en lo posible”.

El procedimiento en marcha pasa por un diagnóstico precoz, la vigilancia activa ante nuevos contagios, el tratamiento lo más rápido posible en los detectados (por medio de cremas y medicamentos), la baja laboral de los afectados y medidas higiénicas como son el lavado en caliente de ropa personal y de cama (se hace de forma habitual) y el tratamiento preventivo para los casos en contacto.

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Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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