Esta cifra, aunque significativa, no refleja el verdadero lastre que este tipo de bajas laborales ocasiona a la economía española. Para hacernos idea de dicho coste, deberíamos sumarle, entre otras, la cantidad que los empresarios pagan en concepto de salario y seguros sociales durante los días de baja, los costes en los que incurre la empresa por la falta de producción, sustitución de personal y formación del mismo, retrasos en la entrega de pedidos, gastos administrativos, además de la perdida de competitividad que la empresa sufre.
Por la diversidad de empresas que existen en nuestro país, ofrecer una cifra de lo que este tipo de contingencias suponen es difícil, pero a modo ilustrativo puede decirse que la duración media de una baja por una enfermedad común o accidente no laboral se sitúa en 39 días, siendo el número de casos registrados durante 2008 de más de 6 millones.
Paliar este tipo de circunstancias ha de ser un objetivo prioritario para impulsar de nuevo nuestra economía y comenzar a crear empleo de manera clara. Dentro de las medidas que pueden llevarse a cabo para reducir este coste para nuestra sociedad, aparte de la concienciación de todos los que formamos parte del sistema productivo, son las encaminadas a realizar actuaciones preventivas de enfermedades comunes y accidentes no laborales por los Servicios Públicos de Salud, dando a las Mutuas de Accidentes de Trabajo la posibilidad de llevar a cabo este tipo de actuaciones, papel que demandan los Sindicatos como forma de evitar este tipo de bajas laborales, además de mejorar la gestión entre los servicios Públicos de Salud y la coordinación de toda la gestión administrativa que ocasionan la demora en la atención por parte de los facultativos, el retraso en las pruebas médicas necesarias para realizar el dictamen médico que traen consigo la perdida de días en la tramitación de los partes de bajas y altas, entre otras.
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