La Audiencia de Barcelona considera que la empresa debe asumir las consecuencias que se deberían de la “inmadurez” de un trabajador cuando éste es menor de edad. Así lo señala en una sentencia la Sección Decimocuarta de la Audiencia de Barcelona, en la que condena a una empresa a indemnizar con 34.200 euros a un trabajador de 16 años de edad que sufrió un accidente al subirse a un tejado mientras realizaba tareas de limpiacristales.
El menor, Domingo Palomo, de 16 años, acababa de ser contratado para realizar tareas de limpieza de cristales y, de hecho, era su primer día de trabajo. El accidente ocurrió el 25 de septiembre de 1993, cuando se encontraba en la empresa que había contratado sus servicios para limpiar los cristales del edificio.
El adolescente cayó al vacío desde un techo de uralita situado a cuatro metros del suelo, que cedió debido a su peso. El joven se había subido al tejado para limpiar los cristales por fuera puesto eran de difícil acceso y se le resbaló una gamuza y se desplazó para alcanzarla.
El menor no había recibido instrucción alguna sobre las medidas de seguridad que debía tomar y tampoco conocía la situación de la fábrica que debía limpiar puesto que era su primer día de trabajo. Como consecuencia del accidente, el menor sufrió varias lesiones de las que tardó en curarse más de dos meses y recibió 35 puntos de sutura.
El tribunal reconoce que la caída del menor se el menor actuó, probablemente, de forma negligente pero añade que más que en cualquier otro caso, el empresario debe asumir los riesgos derivados de “la inmadurez de los menor y su desconocimiento de las situaciones de riesgo”.
Según la Audiencia, lejos de extremar la vigilancia, en este caso, no llevó cabo ningún control y por lo tanto, debe indemnizar al trabajador por las lesiones y las secuelas sufridas con una cantidad de 34.200 euros.
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