El polvo en suspensión de cereales desencadenó explosiones sucesivas, que a su vez —por la alta temperatura que alcanzaron— produjeron fuego en dos silos horizontales de uno de los puertos del Gran Rosario. Lo ocurrido provocó una tragedia: dos muertos, dos desaparecidos y 18 heridos, todos trabajadores que cumplían sus tareas en el lugar. Ese fue el resultado de lo que pasó en San Lorenzo, una ciudad que está a 25 kilómetros de Rosario.
Todo comenzó ayer cuando habían pasado unos minutos de la una del mediodía. Entonces, una primera y muy fuerte explosión en la noria, desde donde se iniciaba el cargamento del buque Punta, con bandera de Chipre, trasladó el fenómeno a los dos silos horizontales, llamados celdas.
Ambos están en forma paralela al río Paraná en el puerto de ACA (Asociación Cooperativas Argentinas), y se comunican por un pasaje subterráneo. Fue en esta zona donde las explosiones se fueron reiterando y se extendieron a las celdas.
El fuego ganó al cereal —unas setenta mil toneladas entre maíz y soja, como para cargar tres buques—, y la primera reacción de los obreros fue salir corriendo, aunque no todos pudieron evitar los alcances del fuego que comenzaba.
Igualmente, la mayoría optó por correr unos metros y arrojarse a las aguas del río. Algunos ya habían sido alcanzados por el fuego. Y otros buscaron alejarse del peligro. Eran casi veinte.
“Una de nuestras embarcaciones, el guardacostas CC176, estaba operando en ese sitio, y logró en dos minutos subir a toda la gente que estaba en el agua”, dijo a Clarín el prefecto mayor Gustavo Bourilhon, titular de la zona Bajo Paraná, quien asumió además la actuación sumarial.
Los dos silos horizontales, de 150 por 60 metros, quedaron destruidos casi en un ochenta por ciento. Y su rápida destrucción llevó a que los cuerpos de dos operarios quedaran completamente aprisionados.
Las causas que provocaron las dos muertes fueron las quemaduras recibidas. Uno de los muertos es Marcelo Acosta, 31 años, soltero. El otro hombre que murió fue trasladado a la morgue del Hospital Granaderos a Caballos, pero no pudo ser identificado.
De los 18 heridos, algunos fueron trasladados al hospital de San Lorenzo, y otros a distintos sanatorios de Rosario, como el Británico, el Laprida y el Plaza. La mayoría tenía quemaduras y fracturas. Oscar Quetglas, un operario de San Lorenzo, de 57 años, y quemado en el rostro, alcanzó a contarle a Clarín: “La explosión me levantó en el aire, fue un segundo en el que vi todo oscuro, caí como a diez metros, y por suerte me rescató otro compañero”. Quetglas, quien trabaja desde hace 10 años, realizaba su trabajo en una junta de dilatación en el lugar, y “salí volando, me salvé porque no era mi hora”, contó.
La fuerza de las explosiones producidas en los silos horizontales repercutieron en otras zonas como las playas de vagones y camiones. Osvaldo Rodríguez, de 30 años, quien estaba trabajando en la primera de las playas, dijo: “Escuché la primera explosión y las siguientes, y de pronto sentí golpes en la cara y en las piernas. Enseguida perdí el conocimiento. Después me desperté acá, en el hospital de San Lorenzo. Se me borró todo, me cuesta acordarme”, dijo.
Otro de los heridos, un camionero que esperaba para descargar y que estaba en su camión sobre la balanza para pesar las toneladas de soja que transportaba, era José Negrini, de 39 años, de la cooperativa Carabela, de la provincia de Buenos Aires. “Hace 15 años que descargo en todas las terminales portuarias del país, pero éste es mi último viaje en camión. De esto no quiero saber más. Pensar que estaba sentado arriba del camión, y me despierto acá, en el hospital”, contó.
Mientras se busca a los desaparecidos, usando grúas y otras máquinas para mover los escombros, el barrio cercano al puerto sufrió cortes de luz, agua y gas.
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