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Las muertes por caídas desde andamios, por falta de medidas de seguridad o por otras razones similares saltan a los medios día tras día. Pero se habla menos de las esperas en hospitales y de las intervenciones médicas a las que se tienen que someter los empleados que sufren una afección como consecuencia de su ocupación. En el caso de Almería, su rostro tiene forma de cáncer, silicosis -enfermedad crónica del aparato respiratorio frecuente entre los mineros y canteros producida por el polvo de sílice- y de problemas de tipo músculo-esquelético.

El responsable de Salud Laboral de la Unión General de Trabajadores de Almería (UGT), Juan José Martínez, señaló que los índices de cáncer son «elevados» en la zona de Poniente y que se relaciona con el uso de fitosanitarios que, además, han aumentado el número de abortos. La silicosis es más común en el Almanzora al estar allí ubicada la zona de las canteras y las empresas de transformación del mármol mientras que las enfermedades de tipo músculo-esquelético se dan, sobre todo, entre las mujeres que se dedican al manipulado de hortalizas.

Parece obvio que un empleo puede conllevar un riesgo de este tipo aunque, hoy por hoy, se reconozca poco. En España se aprobó, a finales de 2006, un nuevo cuadro de enfermedades profesionales porque el anterior estaba obsoleto y era «demasiado cerrado», en palabras de Martínez. Pues bien, en lugar de avanzar se da marcha atrás ya que frente a las 1.425 que se reconocieron en Andalucía ese año, se redujeron a 821 los casos declarados como tales por el sistema público durante 2007.

¿La razón? Para Martínez está clara y se resume en que reconocer que el mal es consecuencia del trabajo implica, por ejemplo, que la prestación por jubilación sea más alta o que no se reclamen determinadas premisas -por ejemplo con respecto a cotización- a la hora de acceder a prestaciones y eso, finalmente, cuesta dinero al sistema. Las mutuas no están por la labor de ayudar y la Seguridad Social termina firmando como enfermedades comunes dolencias laborales.

Eso no es creíble, sentencian desde UGT. Y menos si se conocen informes como los de la Organización Internacional del Trabajo que apuntan «que el 50% de las muertes tienen su origen en el trabajo». Luego están otros padecimientos, pero de tipo mental. La depresión, la ansiedad o el estrés suelen estar vinculadas a cargas de trabajo por encima de lo posible o a sistemas de organización que machacan al empleado y que sólo priman la producción.

Todo esto llevó a que UGT y CC OO reivindicaran en el Día Internacional de la Salud y la Seguridad en el Trabajo celebrado ayer que las empresas y las administraciones públicas se decidan a abordar los riesgos psicosociales para proponer medidas preventivas a los mismos. No son una tontería ya que, en los casos más extremos y prolongados en el tiempo, se traducen en acoso y violencia en el trabajo. Pero además de estos dos puntos, los representantes sindicales tuvieron un recuerdo para los 24 fallecidos en accidentes laborales durante el año pasado. 24 globos negros sobrevolaron el edificio de los sindicatos, en la calle Javier Sanz, precedidos por un silencio de cinco minutos -en el que participaron representantes del Ayuntamiento y de Diputación-. Quería ser el punto y final a las tres muertes al día en el país.

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Ideal Digital

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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