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Es la tercera vez que Emilio se lastima la mano derecha. En su opinión, todos los percances se han producido por trabajar en malas condiciones: al caer la tarde, después de muchas horas en el tajo, sin luz y con demasiadas prisas. Este profesional denuncia la precariedad que padecen muchos trabajadores; pero no olvida que detrás de un buen número de accidentes laborales también está la negligencia de los propios empleados: «Ahora mismo, si alguien se pasa por la obra puede ver a varios operarios con medio cuerpo fuera del andamio y sin cinturones de seguridad».

El caso de Emilio -que prefiere no decir su apellido- engrosa las estadísticas de siniestralidad laboral en la provincia. Unos datos que de por sí ya resultan bastante llamativos: las bajas laborales por accidentes en el puesto de trabajo se han triplicado en Málaga durante la última década. En concreto, se ha pasado de los 10.543 accidentes censados en 1993 a los 32.097 siniestros contabilizados el año pasado en las oficinas de la Seguridad Social.

Además, cuando se habla de siniestralidad laboral en Málaga, todas las miradas se dirigen a dos actividades: la construcción y el sector servicios. Sin olvidar que los protagonistas de estos accidentes en Málaga responden a un perfil muy claro: jóvenes con poca experiencia, un empleo de baja cualificación y un contrato temporal. Hasta tres de cada cuatro profesionales accidentados en la provincia reúnen estas características.

A partir de aquí, la frialdad de las estadísticas se va calentando hasta convertirse en un encendido debate entre las partes implicadas: trabajadores y empresarios. Los primeros denuncian las malas condiciones de las subcontratas, las presiones impuestas por las demandas del mercado y el escaso interés de las compañías por la prevención de riesgos laborales. Por su parte, los empresarios creen que, simplemente, hay más accidentes porque hay más gente trabajando.

Según se mire

Así, para el secretario provincial de Comisiones Obreras, Francisco Gutiérrez, las empresas quieren reducir sus costes y aumentar los ritmos de producción «a costa de los propios trabajadores». El presidente de la Confederación de Empresarios de Málaga, Vicente García, ve la situación de una manera muy distinta, casi opuesta: «No es serio pensar que hay poca prevención».

En el término medio se colocan los especialistas que día tras día se topan con la cruda realidad de los accidentes laborales. Ellos ni quitan ni dan la razón. Se limitan a recordar que, de una parte, ha cambiado la mentalidad de los trabajadores, que ahora saben que se pueden coger una baja por motivos que hace unos años eran inverosímiles. Por otra parte, los empresarios se conciencian poco a poco de la necesidad de mimar a su plantilla.

Pedro García es uno de estos expertos que ha visto de cerca el aumento de las bajas laborales entre los trabajadores malagueños. En su opinión, existe una cuestión inicial que se debe aclarar antes de valorar los datos. «Lo que en España se considera accidente laboral, en otros países no deja de ser un simple percance particular. Además, las estadísticas mezclan los accidentes con las enfermedades profesionales y no es lo mismo cortarte una mano con una sierra que tener dolor de espalda por estar mal sentado», explica este experto.

Mejor para todos

Un discurso muy parecido llega desde Fremap, la mayor mutua de accidentes de trabajo de todo el país. «Por poner un ejemplo, si un empleado sufre un infarto en su puesto de trabajo, se cuenta como accidente laboral, aunque después un médico diga que la dolencia no tiene nada que ver con su actividad profesional», añade Ramón Herrero, jefe de área de prevención de riesgos laborales de Fremap en Andalucía oriental.

Con un bagaje que supera los 30 años de experiencia, Herrero afirma que las empresas están cada vez más implicadas en la salud de sus empleados. «Les va la productividad en ello», apostilla el representante de Fremap, que atiende a 65.000 profesionales malagueños repartidos en más de 5.500 empresas.

Con este bagaje, Herrero también señala la construcción y los servicios como los sectores con más accidentados. Sin embargo, este especialista defiende la apuesta de los empresarios por la prevención. «La mayoría de las constructoras sólo contratan a los profesionales que han pasado por el curso obligatorio de prevención de riesgos, cuyo certificado es válido durante dos años», añade el representante de Fremap.

Además, parece que los datos dan la razón a los más optimistas. Las empresas fomentan la prevención de riesgos, los trabajadores tienen más información sobre los peligros de su actividad y los accidentes menguan poco a poco. Al menos durante la primera mitad del año, cuando las listas de bajas por accidente laboral han tenido 762 malagueños menos que en el mismo periodo de 2002.

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Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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