Frustrados por impotencia. Así se sienten muchos profesores de instituto, profesionales a la cabeza en el ránking de bajas laborales por depresión. Según fuentes del departamento de Educación, un 6,2% de los partes de baja emitidos en lo que va de curso tiene su origen en patologías emocionales -procesos ligados al estres, la ansiedad, la angustia y la depresión-. Sin embargo, los especialistas elevan a entre un 20 y un 30% el porcentaje de docentes que sufren malestar psicológico: ansiedad o depresión. “Se trata de procesos que no implican siempre baja laboral, pero que pueden llegar a provocar una fobia a dar clase”, advierte Javier García Campayo, psiquiatra del Miguel Servet.
Las causas más usuales de baja laboral entre los docentes aragoneses siguen siendo los trastornos de la voz, las lumbalgias y los traumatismos. Sin embargo, las patologías emocionales han comenzado a cobrar fuerza durante los últimos años. En el curso 1997-98, el porcentaje de bajas por depresión ya era del 7% entre los profesionales de la enseñanza aragonesa. En cualquier caso, Educación advierte que la causa de estos procesos no siempre está en las aulas, sino que responde a situaciones personales.
Aunque, a priori, los datos no sean “alarmantes”, dentro de la comunidad educativa, algunas voces llaman ya a la reflexión. Sobre todo, tras conocer los resultados del último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), que aborda los problemas de las enseñanzas medias. Un 65% de los encuestados considera que no hay sufiente disciplina en las aulas. Un porcentaje similar, el 64%, advierte de la falta de autoridad que sufren los docentes.
“Cada semana atiendo en mi consulta a seis o siete profesores de instituto con problemas de depresión”, señala el doctor García Campayo. Según el especialista, la mayor incidencia se registra entre docentes de entre 40 y 50 años. “Eran profesionales de vocación a los que la falta de herramientos del sistema para imponer disciplina les ha llevado a la frustración”, sentencia este psiquiatra. Advierte además que cuando el problema genera una baja laboral, ésta suele ser larga, incluso de más de un año.
Otros expertos reivindican un mayor compromiso de los padres en la educación de los alumnos. Jesús Jiménez, Inspector de Educación, afirma que la solución a la falta de disciplina exige “una mayor dignificación de la figura del profesor y una mayor implicación de los padres en la enseñanza de los hijos”.
Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.
