Prácticamente todos los equipos de protección individual (guantes, mascarillas, cascos, calzado, ropa, etc.) pueden provocar alergias dérmicas o respiratorias, aunque estas últimas son muy poco frecuentes. Las dermatitis por contacto, por el contrario, son relativamente frecuentes en ocupaciones del sector sanitario, de la limpieza, de la construcción o de la industria. A pesar de eso, tanto el RD 773/1997, sobre equipos de protección individual, como la Guía técnica del INSHT no hacen ninguna referencia explícita a este problema.

Aunque las alergias más frecuentes y conocidas sean las debidas al uso de guantes de látex (entre el 40 y el 70% de los casos), muchos otros EPI contienen sustancias irritativas y sensibilizantes. La utilización de guantes produce irritación por varias razones. Su uso prolongado lo hace equivalente a trabajar en un medio húmedo debido a la sudoración provocada. El polvo suavizante y otros agentes habituales en los guantes tienen propiedades irritantes. Los agentes sensibilizadores dependerán de los materiales emplea dos en su fabricación, goma, materias plásticas, cuero, textiles, etc. En dichos materiales se pueden encontrar agentes alergénicos como aceleradores de la vulcanización (tioureas, guanidinas), antioxidantes (derivados de la parafenil-n-diamina –PPD–), formaldehído, bisfenol-A, metales y otros.

El calzado de seguridad también es causa de reacciones alérgicas aunque con menos frecuencia (entre el 2 y el 10% de los casos). Los alérgenos más habituales son los cromatos, pero también pueden encontrarse otras sustancias como resinas y aditivos del caucho. La sudoración de los pies es un factor de riesgo que favorece de manera importante el paso de las sustancias alergénicas a través de los calcetines a la piel. Aunque con carácter más excepcional, otros EPI como la ropa de trabajo, las mascarillas respiratorias, las gafas de protección y los protectores auditivos, también pueden ser causa de alergias.

El origen laboral de la alteración cutánea por uso de EPI será en la mayoría de los casos relativamente fácil de identificar, sobre todo atendiendo a su localización. En el caso de los guantes, la afectación de las muñecas a nivel del borde superior del guante es muy significativa. En el caso del calzado de seguridad, la aparición de la alteración suele ser brusca y su localización en talón, dorso del pie o de los dedos o planta del pie puede indicar cuál es la causa probable: los refuerzos metálicos, sales de cromo o productos de tratamiento del cuero y adhesivos o colas, respectivamente. En el caso de las ropas de trabajo, las alteraciones suelen localizarse en los pliegues corporales o zonas de fricción (axilas, cuello, etc.)

La medida preventiva de elección es la eliminación del EPI por falta de utilidad, bien porque se haya eliminado el riesgo que lo hacía necesario o reforzando las medidas de protección colectiva para que hagan innecesario su uso.

En caso de no poder evitar el uso del EPI, se aconseja el cambio por otro libre de agentes irritativos o sensibilizantes. Y, mejor aún, elegir siempre EPI libres de, al menos, los agentes sensibilizantes más conocidos como metales o sus sales, látex y agentes de vulcanización de la goma, algunos tintes azoicos y resinas. Finalmente caben medidas correctivas como limitar los tiempos de uso, informar y formar sobre el uso correcto de los EPI y medidas de protección de la piel como el lavado con jabones suaves y productos no agresivos.

0 0 votos
Valoración

Rafael Gadea

Rafael Gadea – Revista Por Experiencia – ISTAS

Fuente Revista Por Experiencia - ISTAS

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

Suscribirme
Notificar de
guest
:arrow: 
:D 
:? 
8-) 
:cry: 
:shock: 
:evil: 
:!: 
:geek: 
:idea: 
:lol: 
:x 
:mrgreen: 
:| 
:?: 
:P 
:oops: 
:roll: 
:( 
:) 
:o 
:twisted: 
:ugeek: 
;) 
 
0 Comentarios
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios