La nueva influenza (gripe A, variante del Influenzavirus A, subtipo H1N1), fue detectada en el mes de abril del año en curso, y desde entonces el análisis del virus revela que es muy diferente al que circula por los cerdos, especialmente norteamericanos.

Los investigadores han renombrado a esta nueva partícula como virus «reordenado cuádruple» ya que tienen dos genes del virus de la influenza de puercos, y otros genes de aves y humanos.

Aunque no conozcamos a ciencia cierta las facilidades con las que se transmite entre los humanos, sabemos que es muy contagioso; principalmente de persona a persona, al toser o estornudar los enfermos (gotitas que se propagan por el aire), y también puede contagiarse al tocar objetos que lo contengan y después llevarse las manos a la nariz, por ejemplo. Los síntomas (en adultos) son muy parecidos a los de la gripe común o estacional, e incluye fiebre, tos, dolor de garganta, secreción nasal (moqueo), dolores de cabeza y de articulaciones, escalofríos y fatiga; en muchos enfermos se han descrito diarreas y vómitos. También existen casos graves, con complicaciones asociadas, que originan la muerte. Este tipo de virus no se transmite por los alimentos, podemos comer carne de cerdo o productos derivados, siempre y cuando se hayan manipulado y cocinado con garantías sanitarias.

A través del agua del grifo, por ejemplo, es imposible tragarse este virus, ya que las dosis de cloro que se usan en la potabilización delagua inactivan el virus de la influenza aviar H5N1, altamente patógeno, y por lo tanto se supone que la cloración del agua aniquila al nuevo virus H1N1, pariente del anterior. Por lo tanto, no son focos de contaminaciónlas aguas de piscinas, spas o lugares recreativos acuáticos, ya que también contienen desinfectantes químicos.

Además, este virus se destruye por calor, entre 75 y 100ºC, y por varios germicidas químicos (cloro, peróxido de hidrógeno, detergentes, yodóforos y alcoholes) a concentraciones y tiempo de uso adecuados.

El «Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades» de los EE.UU, conocido como CDC, recomienda una serie de pasos para proteger la salud ante la pandemia, como: cubrirse la nariz y la boca con un pañuelo desechable al toser o estornudar (después tirarlo a la basura), lavarse las manos con frecuencia (agua tibia y jabón durante 20 segundos), especialmente después de toser o estornudar (desinfectantescon alcohol son útiles), evitar tocarse los ojos, la nariz o la boca, evitar, si es posible, el contacto con personas enfermas, y la última recomendación (laboralmente costosa) es (5) si está enfermo, quédese en casa al menos 7 días desde que aparecieron los síntomas de esta gripe A, o hasta que pasen 24 horas desde que desaparecieron todos los síntomas.

Durante el desarrollo de la pandemia se han visto medidas poco afortunadas. Pero quizás la más sorprendente sea la proliferación, al otro lado del atlántico, de «fiestas de gripe porcina». Se trata de reuniones de personas sanas con infectadas por el muevo virus H1N1 con el objeto de contaminarse, y en el supuesto de que esta sea leve, se adquiera una inmunidad natural al virus para el futuro; estas acciones no están recomendadas por el riesgo grave de desarrollar la forma virulenta.

La situación comienza a preocupar cuando lees en el CDC las recomendaciones de cierres de escuelas, de evitar las multitudes o de adoptar otras medidas de distanciamiento social. Y siguen con «elabore unplan de emergencia para su familia» que incluya almacenar alimentos, medicinas, mascarillas y desinfectantes a base de alcohol.

Y aumenta la preocupación, cuando los consejos del prestigioso organismo acaban en «sea optimista y busque consuelo en sus creencias personales y espirituales». ¡¡Fantástico!!, las posibles soluciones (¿?) que se anuncian para la pandemia. Sumen a las dificultades, los resultados de la nueva vacuna contra la gripe pandémica H1N1, dados a conocer por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de los EE.UU), que cifran el rendimiento de la inyección contra esa cepa vírica en un 30%, comparándola con la gripe estacional. Parece pues que los laboratorios fabricantes de vacunas obtendrán menos dosis de las esperadas. ¡Cáspita!, por no decir un taco, y todavía queda por despejar que ocurrirá con la vacuna en los ensayos clínicos (en agosto) sobre cobayas humanas. Ya hablaremos en Navidad.

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Manuel Portolés, Licenciado y Doctor en Ciencias Biológicas. Universidad de Valencia – Boletín AMICLOR nº 47

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Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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