Hay cada vez más gente de baja por estrés laboral, cuando no depresión. Y a fecha de hoy las estadísticas no denotan lo contrario. Esta afirmación es reconocida por todos los niveles gubernamentales y expertos en la materia.

El hombre moderno aún está y estará obligado a trabajar. Dios sentenció: “Ganarás el pan con el sudor de tu frente” y lo hizo sin delimitar el hasta cuando. No más trabajar Adán y derramar sudor en aquel verde y pulcro paraíso del Edén, comenzó la contaminación. En un principio su efecto no se denotó con la misma rapidez que lo hizo el fuel que derramó el Prestige en las costas de Galicia, ni el sucumbir de bombas asesinas que matan a inocentes. Su nocivadad en un principio consistió en hacer que el trabajo le fuese al hombre la primera esencia distintiva del resto de las especies, inherente a su condición humana, factor determinante en el desarrollo individual, intelectual y social, y su principal necesidad económica y moral.

Mas a fecha de hoy se ha convertido, el trabajo, en el primer foco contaminante que roza los limites permisibles de nuestras capacidades físicas y psíquicas. Es una paradoja, pero no nos engañemos, así se presenta el trabajo en estos tiempos modernos.

La Fundación Europea para las mejoras de las condiciones de trabajo, reconoció en estudios efectuados en 1997 sobre “Absentismo Laboral en el Puesto de Trabajo”, el cinismo y escepticismo que rodea el fenómeno del absentismo laboral por enfermedad, definiéndolo como: “La primera causa que mantiene a los trabajadores alejados de su puesto de trabajo”. Reconoció a su vez, como empleados con verdaderos problemas de salud no se absentan más que el resto de la plantilla que asumen tales conductas.

Evasión, simulación, enmascaramiento, accidentes, incidentes, climas laborales empobrecidos, edificios enfermos, mandos intermedio apegados únicamente a los designios de la experiencia, metas sociales bien pensadas pero mal manejadas, son factores que se tambalean en andamios no homologados por la Comunidad Europea. Todo está contaminado, un Parte de Baja Médica resulta la vía de escape para equilibrar el andamio.

La Ley de Prevención de Riesgos Laborales, conoció su primera reforma en la Ley 54/2003 de 12 de diciembre, con ella se pretende conseguir equilibrio, pero insisto, “aún el andamio tambalea”, puesto que el fondo del problema sigue manchado. ¡Nada! Que no somos preventivos, y las turbulencias burocráticas cual ambulancias con sus luces y sirenas zigzagueando por entre las deterioradas vías de la Cultura Preventiva, siempre llegan tarde a socorrer los heridos, si no ya cadáveres.

Un herido se puede esconder, más difícil resulta un cadáver. La burocracia, está causando mellas importantes al espíritu preventivo de la propia Ley de Prevención de Riesgos Laborales. Esta afirmación aparece reforzada por el Centro de Estudios de Prevención y Salud Laboral de AEPSAL, (Asociación de Especialistas en Prevención y Salud Laboral), donde en un estudio reciente desarrollado bajo el título “El Sistema Preventivo Español”, reseña: “En primer lugar, señalamos la coincidencia de los agentes sociales (las entidades de la prevención y la representación sindical), de que la prevención en España está muy burocratizada y de que es necesario simplificarla”.

Mientras esto se escribe, se avista en la práctica manchas de color oscuro, negro como el chapapote, porque también así es el color del estrés laboral y la depresión. Los Partes de Bajas Difusos siguen penetrando las riadas de La Seguridad Social, desequilibran el trabajo en el grupo laboral y continúan las empresas detonando la sobrecarga del trabajo en el resto del grupo; trayendo consigo la aparición de nuevos Partes de Bajas Médica. Cuando se es portador de ese documento llamado “Parte de Baja Médica” es evidente que: ante la sociedad, la empresa y compañeros de trabajo, todo está justificado; afirmar lo contrario no es lícito ni ético. En el mes de abril del 2007, la comisión médica provincial de Santa Cruz de Tenerife reconoció que 47 de cada 100 citaciones efectuadas por los facultativos del Instituto Nacional de la Seguridad Social, obtuvieron la consideración de Alta. Aún así no se puede perder la perspectiva de que: “El médico es un defensor natural del trabajador”, (Asamblea Médica Mundial, Budapest, Hungría Octubre de 1993). Es por ello que nada queda que prevenir cuando un trabajador toca a las puertas de una consulta. Dios es omnipresente, para conocer la verdad no necesita documentos; su portador (el hombre) y a través del mismo trabajo se ha dotado de conciencia. Así pues, en primera y última instancia, sólo Dios y el portador, conocen la “verdadera” verdad. “¡Qué se recupere, vaya usted con Dios!” Le dijo el jefe a su empleado, después de recibir de sus propias manos un “Parte de Baja” carente de signos visibles y antecedido por un conflicto en el grupo de trabajo.

Nunca supe el verdadero sentido en el que el jefe inclinó su argot: si a la recuperación, o al perdón de Dios. Con un “documento difuso” pero equilibrado en sus manos, sólo pudo reaccionar así, poco pudo prevenir. Del trabajo al estrés y de éste al absentismo.

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Jorge Chávez Rancel, Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales

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Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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