El consumo de tabaco, particularmente el hábito de fumar, provoca una serie de efectos nocivos para salud, está directamente relacionado con varias enfermedades graves y puede aumentar los efectos adversos de otros agentes químicos, físicos y biológicos. Si no se controlan, los agentes químicos y de otro tipo pueden producir en el puesto trabajo enfermedades, discapacidades y la muerte prematura. Es evidente que en el lugar de trabajo los efectos adversos pueden deberse a la interacción sinérgica del humo de tabaco con otros peligros.

La mayor parte de las interacciones de los constituyentes nocivos del humo de tabaco con sustancias químicas tóxicas se producen cuando estas últimas están en el aire, aunque se han notificado asimismo interacciones del humo con agentes perjudiciales ingeridos y/o absorbidos. El consumo de tabaco está generalizado en todo el mundo, desde los países de bajos ingresos hasta los industrializados más ricos.

Lo utilizan hombres y mujeres, niños y adultos, y millones de personas están involuntariamente expuestas al humo de tabaco en su entorno. Si bien hay numerosas explicaciones del hábito de fumar, la razón principal de su ubicuidad es el efecto adictivo de la nicotina, droga presente en todas las formas de la hoja de tabaco y que llega al consumidor en cantidades variables según los distintos tipos de consumo.

La aparición del cigarrillo, de producción masiva, fácil de obtener, relativamente económico y ligero de peso, de manera que se puede llevar en la boca dejando las manos libres, ha tenido repercusiones importantes en el hábito de fumar, tanto en general como en el puesto de trabajo. En muchos países se reconoce que el humo de tabaco constituye un peligro grave para la salud y es un factor que contribuye de manera importante a la muerte causada por diversas enfermedades comunes.

El propio cultivo del tabaco requiere el uso de plaguicidas, la recolección de la hoja puede ocasionar trastornos debido a la absorción de nicotina a través de la piel y su elaboración expone a los trabajadores a peligros para la salud provocados por el polvo y las esporas de hongos presentes en el aire. Se ha notificado una elevada incidencia de cáncer en el sexo masculino en zonas con industrias tabaqueras. En la minería existe polvo de minerales en el aire y en la agricultura y la industria basadas en materias primas producidas biológicamente hay polvo biológico. Durante las actividades de soldadura se produce humo y en muchas industrias crean peligro los gases, humos, neblinas y vapores cargados de sustancias orgánicas y/o inorgánicas tóxicas.

Un calor excesivo o la exposición a luz ultravioleta pueden ser perjudiciales para el bienestar de los trabajadores. Está admitido que las radiaciones ionizantes en la minería y en la tecnología moderna son un peligro en el lugar de trabajo. En numerosas actividades, los trabajadores están expuestos a un ruido excesivo o a vibraciones mecánicas peligrosas. Estas condiciones laborales pueden afectar más negativamente a la salud de las personas fumadoras que a la de las no fumadoras. Son muchos los países en los que está prohibido fumar en el trabajo, fundamentalmente por razones de seguridad en cuanto incendios/explosiones.

Sin embargo, en algunos países no siempre se cumple la reglamentación. En varios países recientemente industrializados no se han abordado todavía plenamente los problemas de salud asociados con el trabajo y muchos empleadores y trabajadores desconocen los peligros para la salud de sus actividades. Además, existe un amplio “sector extraoficial” de la industria, particularmente en los países en desarrollo, en que se trabaja en el hogar y se utilizan sustancias químicas (en particular disolventes, resinas y colorantes sintéticos), estando expuesta toda la familia, y no hay restricciones sobre la exposición a los peligros en el trabajo o al humo.

Está mucho menos definida la situación en relación con los efectos adversos en la salud derivados de la exposición combinada al humo de tabaco- de la corriente principal o del medio ambiente -y a los agentes del entorno doméstico. Sin embargo, la incidencia de cáncer de pulmón y la concentración de radón en los hogares tiene una relación dosis-respuesta similar a la que se produce entre el cáncer de pulmón y la concentración de radón en las minas, y el riesgo es más elevado para los fumadores.

Ejemplos de efectos combinados de la exposición al humo de tabaco y a otras sustancias.

Está demostrada la existencia de sinergia en la producción de efectos nocivos (cáncer) entre el humo de tabaco y la exposición al arsénico, el amianto, el etanol, el silicio y las radiaciones (radón, bomba atómica, rayos X). Por otra parte, hay pruebas de antagonismo en el caso del humo de tabaco y los clorometiléteres carcinogénicos, es decir, el clorometilmetiléter (CMME) y el bis(clorometil)éter (BCME) (Hoffmann y Wynder, 1976; CIIC, 1986), el humo de tabaco y la alveolitis alérgica y el humo de tabaco y la beriliosis crónica. El humo de tabaco influye en el riesgo para la salud de la exposición en la extracción de carbón, el manejo de plaguicidas y las industrias del caucho y el petróleo. Los trabajadores de las minas de carbón que fuman tienen un riesgo más elevado de contraer bronquitis crónica y enfermedades obstructivas de las vías respiratorias, pero no enfisema.

El cáncer de pulmón de los mineros del carbón se ha atribuido totalmente al humo de tabaco. El humo de tabaco puede aumentar el riesgo para salud de la exposición a polvos vegetales que producen trastornos respiratorios crónicos, como la bisinosis debida al polvo del algodón y el cáncer nasal provocado por el polvo de la madera.

Composición de la hoja del tabaco y del humo de tabaco.

De las hojas de tabaco elaboradas se han aislado más de 3040 compuestos químicos (Roberts, 1988). La mayoría son constituyentes de la hoja, pero la presencia de algunos depende de las condiciones de cultivo, como el suelo y la atmósfera de la zona, mientras que otros se derivan del uso de productos químicos agrícolas, de revestimientos, humectantes y aromatizantes añadidos a las hojas y de los métodos de curado. Las diferentes variedades de tabaco que se cultivan en los distintos países, así como las distintas formas de curado y elaboración, ponen de manifiesto diversas diferencias. Las proporciones de los distintos constituyentes pueden ser diferentes, pero no la composición general.

Entre los compuestos tóxicos importantes identificados, aparte de la nicotina, figuran nitrosaminas carcinogénicas, derivadas de nitritos, aminas, proteínas y alcaloides presentes en la hoja, hidro-carburos aromáticos policíclicos procedentes del proceso de curado, elementos radiactivos absorbidos del suelo y el aire, y cadmio en el tabaco cultivado en suelos ricos en este elemento. Cuando se quema tabaco al fumar, se forman numerosos productos derivados de la pirólisis y de otras reacciones.

Corriente principal del humo de tabaco.

El humo del tabaco es un aerosol formado por una fase particulada de gotitas de líquido dispersas en una fase de gas/vapor. Al fumar un cigarrillo se forman numerosos compuestos por la pirólisis del tabaco. Éstos pasan a través del cigarrillo en la corriente principal del humo, condensándose algunos a corta distancia detrás del cono de combustión, o bien se emiten en el aire a partir del extremo que se quema como humo lateral. En cada bocanada el humo se hace progresivamente más fuerte, porque se le añade material previamente condensado y porque la longitud del cigarrillo disponible para la ulterior condensación disminuye.

Las características fisicoquímicas del humo dependen de la elaboración y la combustión del tabaco, la porosidad y el tratamiento del papel en el que está envuelto y del tipo de filtro (Hoffman y Hoffman, 1997). En el caso de un cigarrillo o “bidi” asiático (tabaco envuelto en hoja vegetal), la química del humo se ve afectada por factores tales como las dimensiones, la porosidad de la envoltura y los parámetros del volumen, la frecuencia y la duración de la bocanada de humo (NIH, 1998).

Las variaciones en la química del humo se dan fundamentalmente en la proporción entre sus constituyentes, más que en la presencia o ausencia de compuestos concretos. El humo de la corriente principal se genera en una atmósfera con un contenido comparativamente bajo de oxígeno a una temperatura de combustión de 850-950°C en el cono de combustión. Al principio, las partículas presentes en la corriente principal tienen un diámetro aerodinámico medio de la masa (MMAD) de 0,2 a 0,3 micras; sin embargo, en cuanto llegan al tracto respiratorio, con una humedad del 100%, se unen para formar partículas mayores y se comportan como si su MMAD fuera del orden de micras. En el tracto respiratorio se puede retener alrededor del 50-90% de todas las partículas inhaladas (Wynder y Hoffmann, 1967; Hinds et al., 1983).

Por lo que se refiere al tamaño, al inhalar el humo pueden llegar a los alvéolos las partículas en aerosol, los constituyentes de la fase de vapor y los gases permanentes. La deposición en el árbol traqueobronquial se ve complicada por el comportamiento de los constituyentes hidrofílicos en condiciones de humedad elevada, pero el humo llega a todas las partes de las vías respiratorias.

El humo de la corriente principal contiene cerca de 4000 sustancias químicas identificadas y un número desconocido de sustancias químicas sin identificar (Roberts, 1988). El humo de la corriente principal se puede dividir en una fase de partículas y otra de gas. La fase de partículas contiene nicotina, nitrosaminas como la 4-(metilnitrosamino)-1-(3-piridil)-1-butanona (NNK) y la N-nitrosonornicotina (NNN), metales como el cadmio, el níquel, el zinc y el polonio-210, hidrocarburos policíclicos y aminas carcinogénicas, como el 4-aminobifenilo.

La fase de vapor contiene monóxido de carbono, anhídrido carbónico, benceno, amoníaco, formaldehído, cianuro de hidrógeno, N-nitrosodimetilamina, N-nitrosodietilamina y otros compuestos. Los compuestos del humo de tabaco se pueden clasificar por su actividad biológica como asfixiantes, irritantes, ciliatoxinas, mutágenos, carcinógenos, inhibidores de las enzimas, neurotoxinas o compuestos farmacológicamente activos.

El principal punto de entrada del humo del cigarrillo en el organismo es por las vías respiratorias, pero muchos constituyentes, en particular del humo de pipa y de cigarro, se disuelven en la saliva y se absorben en la cavidad bucal o se ingieren. Los fumadores de cigarros y de pipa no suelen inhalar el humo, que permanece en la cavidad bucal, se disuelve en la saliva y se absorbe a través de las membranas mucosas o se ingiere (NIH, 1998). Las bebidas alcohólicas tienen un efecto disolvente de los constituyentes del humo, facilitando su absorción.

Humo de tabaco lateral.

El humo lateral se forma con una temperatura de combustión más baja (500-600°C) en una atmósfera reductora. Las partículas del humo lateral fresco son prácticamente del mismo tamaño que las de la corriente principal, con un diámetro aerodinámico medio de la masa de alrededor de 0,2 micras.

Desde el punto de vista cualitativo, la composición del humo lateral es semejante a la del humo de la corriente principal. Algunas sustancias químicas se emiten en el humo lateral con una concentración mayor por gramo de tabaco quemado que en el humo de la corriente principal. Esto es particularmente aplicable a carcinógenos como la N-nitrosodimetilamina y la N-nitrosodietilamina y a metales como el níquel o el cadmio. Muchos compuestos carcinógenos están más concentrados en el humo lateral que en el principal. En biovaloraciones con aplicación a la piel de ratones se ha demostrado que el humo lateral condensado es más carcinogénico que el principal (Wynder y Hoffmann, 1967; US Surgeon General, 1986; NIH, 1998).

Efectos de la manera de fumar los cigarrillos en la toxicidad del humo.

El contenido de nicotina de los distintos cigarrillos varía, y el fumador, para satisfacer la necesidad adquirida de nicotina, la ajusta mediante la intensidad con la que fuma y la profundidad de la inhalación. Por consiguiente, el fumador de cigarrillos con filtro y de contenido bajo en nicotina (< 1,2 mg) fuma con mayor intensidad, y esto influye en la toxicidad (NIH, 1998). Conclusiones

El consumo de tabaco, en particular el hábito de fumar, representa un peligro para la salud pública de la máxima importancia y es una causa prevenible importante de morbilidad y mortalidad. Además de los efectos adversos del consumo activo de tabaco para la salud, se han demostrado efectos adversos derivados de la exposición al humo de tabaco presente en el medio ambiente. Los riesgos del hábito de fumar también aumentan como consecuencia de las interacciones con ciertos peligros químicos, físicos y biológicos existentes en el lugar de trabajo y en el medio ambiente general.

Hay un pequeño número de casos de interacciones antagonistas, pero los riesgos del humo de tabaco para la salud son muy superiores a cualquier efecto protector aparente. Se deben adoptar todas las medidas posibles para eliminar el consumo de tabaco, en particular el hábito de fumar, y se ha de disuadir con firmeza de fumar en lugares públicos. A fin de evitar la interacción con otros tipos de exposición ocupacional y de eliminar el riesgo de exposición al humo de tabaco del medio ambiente, debería prohibirse fumar en el lugar de trabajo.

Con objeto de proteger la salud, en particular la de los niños, se debería desalentar con firmeza el hábito de fumar en el hogar. De esta manera se previenen posibles interacciones perjudiciales entre el humo de tabaco y la exposición a otros peligros en la vivienda.

Hay una necesidad imperiosa de programas educativos sobre los peligros del hábito de fumar para la salud. Los profesionales de la salud deberían prestar asistencia para ayudar a los fumadores a dejar este hábito. Debido a que el humo puede provocar una alteración de la respuesta a los medicamentos y otros tratamientos o una reacción adversa a éstos, los médicos deberían estudiar la posibilidad de introducir ajustes apropiados de la dosificación y vigilar a los pacientes.

Texto completo:http://www.inchem.org/documents/ehc/ehc/ehc211.htm

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Extracto del informe Environmental Health Criteria, No. 211: Health Effects of Interactions arising from Tobacco Use and Exposure to Chemical, Physical or Biological Agents

Fuente

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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