El problema de la prevención de riesgos laborales no es ni de las empresas, ni de los trabajadores. Es un problema social y, como todo problema social, no puede ser tratado exclusivamente en el ámbito de la inspección y la sanción, o amenaza constante de ella (o de la Administración a través de ella).

La solución no llega ni de la modificación de las normas, ni endureciendo las sanciones, ni incrementándolas, sino como todo problema social cambiando los hábitos de esta sociedad, favoreciendo conductas que a lo que lleven es al establecimiento de la cultura de la seguridad; y esto no se logra con fórmulas coactivas a aquellas personas que están en el mercado del trabajo (y a veces con muchos años de “experiencia”). La prevención tiene que nacer desde abajo. El ciudadano cuando llega al mercado de trabajo ya tiene que tener asumidos los valores de la seguridad: seguridad en la casa, seguridad en las escuelas, seguridad en el juego, seguridad en la vida…

Sancionamos por no ponerse los arneses pero, vemos como llevamos a nuestros bebés en el asiento trasero del coche sin ningún tipo de protección. Sancionamos por no llevar el casco en la obra, pero compramos bicicletas, monopatines, patines… a nuestros menores sin comprarle los protectores (casco, coderas y rodilleras como mínimo). Nos hablan de la ergonomía y la importancia de la adaptación del puesto de trabajo al hombre pero vemos como nuestros hijos en sus respectivas escuelas tienen un asiento de formica y un pupitre cuadrado que, en algunos casos no le caben las piernas debajo al muchacho o le queda demasiado alto…

La prevención entonces debe empezar desde la cuna, pasar por las escuelas para cuando lleguen nuestros hijos al mercado de trabajo sean hombres y mujeres seguros.

Que se puede hacer desde las escuelas, promover la cultura de la prevención con actitudes seguras desde la Administración con aulas acondicionadas para una estancia confortable y segura de sus alumnos. Iluminación acorde, sillas regulables en altura con asignaturas o actividades tales como seguridad vial, seguridad en el juego, seguridad en el hogar… Los escalones para el acceso a otras plantas con banda antideslizante, El acceso de los alumnos no sea por el aparcamiento de los profesores, que no haya barreras arquitectónicas para los minusválidos, que las canchas deportivas no tengan hoyos o hendiduras que los profesores no fumen ni en la sala de profesores para no generar malos modelos en los alumnos.

La Administración, desde todos sus ámbitos, debe predicar con el ejemplo. Las distintas Administraciones del Estado tienen que ser las primeras en instaurar en sus distintos centros de trabajo y empresas públicas los Servicios de Prevención Propios (S.P.P.) o por medio de trabajadores designados en aquellos centros que así lo requieran, y no inhibirse sobre el tema o, en el mejor de los casos, dando el peor ejemplo a las empresa privadas, contratarlos con un Servicio de Prevención Ajeno (S.P.A.) para cubrir el expediente.

La Inspección de Trabajo, que depende del organismo más lejano del ciudadano (Ministerio de Trabajo = Estado Central) no debe ser el encargado de la inspección de las medidas de seguridad y mostrar con actuaciones exclusivamente sancionadoras la peor cara de la Administración. Creo que la inspección en materia de Seguridad Laboral debería estar traspasada a entes más próximos al ciudadano y, sobre todo, más preparados en este sentido, como es los Institutos de Seguridad Laboral de las distintas comunidades autónomas, llevados a cabo por auténticos técnicos en prevención de riesgos laborales.

La prevención, como casi todo lo que tiene que ver con el ciudadano de a pie, tiene que ser algo cultural y esta cultura de la seguridad debe partir desde los colegios. Pero, mientras esto llega, los ayuntamientos, como institución del Estado más próxima al ciudadano, aparte de promover, desde sus competencias, las medidas ya establecidas para las escuelas, deben tomar la iniciativa de la promoción, no sólo dentro de sus centros de trabajo, sino también dentro de su territorio, fomentando las medidas de prevención y de comportamientos seguros por un lado y, por otro, con la creación de Servicios de Prevención Mancomunados (S.P.M.), con capacidad de llegar a todas las empresas de sus municipio, pudiendo ser estos comarcales o insulares, dependiendo de las dimensiones del territorio.

Que ventajas tendrían estos S.P.M. que se aúnan esfuerzos económicos, racionalizando los recursos humanos y materiales que, con una labor formativa e informativa llegarían a la práctica totalidad de las empresas del territorio. Les serviría para las grandes empresas del municipio como Servicios de Prevención Propios (S.P.P.) Abaratarían los costes, incentivarían a otros municipios próximos, velarían por la seguridad de sus vecinos, daría salida profesional a muchos técnicos en prevención, se crearía una cultura integral de la seguridad y, sobre todo, ayudaría a la disminución de los accidentes de trabajo que, junto a las carreteras, está siendo una lacra en nuestra sociedad.

Para ello, el Estado promocionaría la creación de estos Centros de Prevención Mancomunados con medidas tales como subvenciones y/o bonificaciones a la contratación del personal (subvención a fondo perdido de técnicos y personal administrativo o con bonificaciones de cuotas de la seguridad social…) o la compra de material, maquinaria o instrumental necesarios.

Artículo publicado en PW Magazine nº 10.

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Manuel de Armas Cejas – Vicepresidente Colegio Of. de Graduados Sociales de Sta. Cruz de Tenerife Técnico Superior Prevención de Riesgos Laborales (Seguridad)

Fuente Revista PW Magazine 10

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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