El Profesor Per Langaa Jensen, Catedrático de Planificación y Gestión de la Producción de la Universidad de Dinamarca, presentó su propuesta en el IV Foro ISTAS de Salud Laboral afirmando que se trataba de una “propuesta original y única respecto al resto del mundo”. Una estrategia que combina la presión sobre las empresas incumplidoras (palo) con el apoyo para aquéllas que demuestran su compromiso con la prevención (zanahoria). Una forma inteligente de llevar a la práctica el “enfoque responsable” de la inspección de trabajo en la aplicación de la normativa.

Dinamarca cuenta con una plantilla de 300 inspectores especializados en salud y seguridad, lo cual supone un índice aproximado de un inspector por cada mil empresas. Como referencia comparativa, diremos que en España, con un modelo de inspección generalista (“global” según matización de Raimundo Aragón, Director General de la Inspección), la relación vendría a ser de un inspector por cada 1.800 empresas.

Sin embargo, los daneses son conscientes de que sus recursos de inspección siempre serán insuficientes si de lo que se trata es de controlar la cotidianeidad de la gestión de la prevención en centenares de miles de empresas.

¿Cómo resolver esta contradicción? Para empezar, se han sacudido de encima el complejo de “qué hacemos con las pymes” y afirman con toda rotundidad que “abordar el problema de las empresas grandes es proteger al 60% de los trabajadores daneses”. A continuación, se han puesto a pensar en cómo adaptar la inspección diversificándola según las distintas realidades preventivas de las empresas. Por último, han buscado un método que permita unificar los criterios de actuación de los distintos inspectores.

El resultado ha sido un sistema de calificación de las empresas en tres niveles de acuerdo con su compromiso preventivo (voluntad) y con sus posibilidades reales de cumplimiento normativo (capacidad), de forma que a las empresas calificadas en el nivel 1 se les otorga una especie de “sello de calidad en prevención”, mientras que las de nivel 3 son consideradas como “objetivo prioritario” de la inspección y se someten a una tanda intensiva de hasta cuatro visitas de seguimiento.

La calificación por niveles se realiza mediante una visita inicial de la Inspección, en la que se recoge información sobre 12 exigencias básicas mediante una actuación triangular, es decir, observación de las condiciones de trabajo y entrevistas con la dirección de la empresa y con los representantes de los trabajadores. Todos los inspectores utilizan de forma fiable este sistema de calificación que ha demostrado, además, una validez suficiente: un 70% de los problemas detectados en la visita inicial coinciden con los resultados de una inspección detallada.

El objetivo es tener calificadas a todas las empresas en un período de entre 7 y 10 años. De momento, un centenar de inspectores daneses trabajan ya con este sistema y han calificado entre 13.000 y 15.000 empresas, de las cuales un 25% están en el nivel 1 de calidad preventiva, mientras que otro 25% han sido calificadas en el nivel 3 (los “malos de la película” que merecen un buen “palo”). El 50% restante están en un nivel intermedio y habrá que estimularlas mediante la “zanahoria” para que no se paren y sigan adelante.

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Pere Boix – Revista por Experiencia – ISTAS CCOO

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Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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