El 19 de Noviembre de 2002, el petrolero Prestige se va a pique a 130 millas de Finisterre, dando lugar a una de las mayores catástrofes ecológicas.
En sus tanques transportaba 77.000 toneladas de fuel, de las cuales 10.000 ya han sido vertidas al mar (aún se está a la espera de lo que ocurrirá con el resto).
Se trata de un buque-petrolero con una antigüedad de 26 años, dotado de casco único, a pesar de que el convenio MARPOL exige que los petroleros anteriores al 6 de Julio de 1.996 se ajusten a las normas en materia de doble casco a más tardar cuando tengan 25-30 años de antigüedad según dispongan o no de tanques de lastre separados.
En realidad, dado que resulta prácticamente imposible transformar un petrolero de casco único en uno de doble casco y que las antigüedades límite especificadas, están próximas al final de la vida económica útil de un buque, por lo que dicho convenio lleva a la retirada los petroleros de casco único.
Otra problemática existente es que las principales flotas internacionales han reabanderado sus barcos en países extranjeros donde la legislación es menos restrictiva, así se benefician de ventajas fiscales, menos controles sobre la seguridad y edad de los buques y no haber firmado acuerdos internacionales sobre la protección del medio ambiente, transporte marítimo o los derechos de los trabajadores. A estos registros se les conoce como “Bandera de Conveniencia”. De este modo, la inmensa mayoría del transporte marítimo de petróleo y otras sustancias peligrosas se realiza en barcos con bandera de conveniencia.
En el caso del Prestige, la British Petroleum afirma que la nave no cumplió el control de calidad de la compañía en el año 2.000, por lo que no hace falta preguntarnos el porqué de esta catástrofe.
Recuperar la zona afectada por el vertido del Prestige tardará entre 15 y 100 años. Además activistas de Greenpeace, afirman que el vertido puede ser cancerígeno por inhalación debido a los gases que se desprenden y al alto contenido en azufre. Algunos de los voluntarios que se encuentran en la zona no están utilizando mascarillas, con el peligro que eso conlleva, aparte de esto no hay ningún técnico evaluando la situación.
En conclusión, accidentes como el ocurrido provocan graves daños al medio ambiente marino, afectando a multitud de especies y a las actividades económicas que dependen de ella.
A día de hoy, mientras escribimos estas líneas, la mancha negra sigue ganando extensión y acercándose a las costas españolas…
Alumnos curso Prevencionista de Riesgos Laborales – FOREM Albacete
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