Tage S. Kristensen presentó la primera conferencia en el V Foro ISTAS. Kristensen trabaja en el Instituto Nacional de Salud Laboral en Dinamarca (AMI), dedicado a la investigación estratégica sobre condiciones de trabajo, creado en 1946 y vinculado al Ministerio de Trabajo.

Una de las principales líneas de trabajo del AMI, liderada muy activamente por Kristensen, ha sido la investigación sobre los riesgos psicosociales en el entorno de trabajo y sus efectos sobre la salud. Fruto de este trabajo de años ha sido el Cuestionario Psicosocial de Copenhagen (COPSOQ), una herramienta para la medición y la intervención sobre los riesgos psicosociales en el trabajo a partir de la cual se ha desarrollado el bien conocido método ISTAS21.

Con todos estos antecedentes, la presencia de Tage S. Kristensen en el V Foro era una oportunidad excepcional para escuchar de primera mano la información, experiencias y recomendaciones que este investigador ha ido recopilando con extremado rigor a lo largo de su carrera profesional.

Como explicaba Kristensen, para estudiar los riesgos psicosociales en el trabajo hace ya años se utilizan dos modelos, ambos basados en el concepto de desequilibrio. Uno trata de analizar los desequilibrios entre las demandas de las tareas frente a la capacidad y oportunidades que tiene el trabajador para controlar o influir sobre dichas tareas. El otro se basa en los desequilibrios entre los esfuerzos que hace el trabajador y la recompensa que obtiene a cambio. Ambos modelos han demostrado cómo estos desequilibrios generan graves problemas de salud incluyendo absentismo, accidentes de trabajo, problemas de sueño, consumo de analgésicos, consultas hospitalarias, ansiedad, depresión, enfermedades cardiovasculares y mortalidad general.

Tal y como nos planteaba Kristensen, es una cuestión de justicia o injusticia en el trabajo. La injusticia tiene efectos negativos sobre la salud. Y al hablar de justicia nos referimos tanto a la justicia distributiva (distribución justa de los salarios, beneficios, compensaciones, etc.), como a la justicia en los procesos (distribución de las tareas y responsabilidades, capacitación) y a la justicia interactiva (trato a los trabajadores y circulación de la información).

Especialmente reveladora resultó la propuesta de Kristensen de lo que llamaba “las seis pepitas de oro” para lograr una organización del trabajo de calidad:

– Alto nivel de influencia sobre cómo hacer el trabajo, cómo organizar los descansos, con quién trabajar.

– Alto nivel de sentido: propósito del trabajo, utilidad para la sociedad Alta predictibilidad: disponibilidad de información relevante acerca de cambios y situaciones futuras.

– Buen apoyo social: apoyo práctico y emocional de compañeros y supervisores.

– Recompensas adecuadas: salario, reconocimiento, apreciación, carrera profesional.

– Exigencias adecuadas: cuantitativas, emocionales y sociales.

A diferencia de lo que podamos conocer en nuestro entorno inmediato, Kristensen señaló que el gobierno de Dinamarca incluía los factores psicosociales como una de las cuatro áreas prioritarias de intervención en salud laboral en dicho país. Ello incluye la utilización del Cuestionario Psicosocial de Copenhagen (COPSOQ) como herramienta de medición e intervención en miles de centros de trabajo públicos y privados de todo el país, la atención de las empresas y del mercado laboral sobre el problema, la priorización de la investigación en este ámbito y la fijación de objetivos de mejora y reducción del riesgo para el periodo 2005-2010.

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Ana María García – Revista Por Experiencia

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Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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