Los psiquiatras C. Dejours (autor del libro “souffrance en France. La banalisation de l´injustice social”, auténtico best-seller en Francia) y Mª F. Hirigoyen (“ El acoso moral en la vida cotidiana”) han impactado a la sociedad francesa denunciando la situación de sufrimiento que se puede sentir, consentir o infligir en el mundo del trabajo y han conseguido crear tal conciencia social, que el 17 de Enero de este año 2002 entraba en vigor una de las legislaciones europeas más progresistas sobre el acoso moral en el trabajo, que sanciona dichas prácticas tanto en la legislación laboral como en la penal.

C. Dejours refiere que si bien el acoso moral en el trabajo produce tanto sufrimiento en la actualidad, no se debe a que dichas técnicas se hayan perfeccionado a lo largo de los años, sino fundamentalmente a la insolidaridad creciente que se vive en el mundo del trabajo.

Las nuevas concepciones del trabajo, en las que prevalecen los resultados sin importar la satisfacción de los trabajadores, hacen que trabajar esté dejando de ser asociado a placer, para concebirlo como algo desagradable y patógeno, pero necesario para la economía familiar.

Hace unos años se les preguntó a más de 400 médicos especialistas si dejarían el sistema público si pudieran mantener el poder adquisitivo: el 79% estaría encantado de abandonarlo y el 69% no volvería a hacer medicina. En mis casi 20 años de trabajo en hospitales del SVS-Osakidetza, nunca había visto hasta ahora a jefes de servicio y médicos de gran prestigio, contando los días que faltaban para obtener la jubilación.

Parece que el sufrimiento en el trabajo es un hecho incuestionable, aunque haya un manto de silencio a su alrededor. La OIT ya ha lanzado la voz de alarma anunciando que los riesgos psicosociales laborales se están disparando.

El sufrimiento, según varios expertos, en contra de las teorías cristianas, no purifica ni fortalece el espíritu, sino que al contrario, a partir de un cierto umbral pone en marcha estrategias defensivas, tanto individuales como colectivas, que pervierten en este caso el mundo laboral. Para evitar sufrir, los mandos intermedios y directivos utilizan el cinismo viril, como muy bien explica Dejours, y acaban creyendo que maltratar a los subordinados y hacerlos trabajar más por menos dinero bajo la amenaza del despido es algo muy valiente y viril, que otorga un label de calidad a su manera de gestionar. Sirva de ejemplo la anécdota de un prestigioso psicólogo del trabajo, que cuando preguntó al director de una empresa cómo solucionaba él los problemas de estrés de sus empleados, le contestó el satisfecho directivo que en su empresa no había ningún problema de estrés, pues cuando detectaba que alguno de sus empleados se había pasado de rosca, le mandaba directamente a la calle.

Estas estrategias colectivas colaboran con las individuales, gracias a las cuales nadie se da por enterado de lo que pasa a su alrededor. Posiblemente todos hayamos conocido a algún médico o profesor distante, que casi no mira a los ojos cuando se le habla, que notas que tu sufrimiento le resbala, frío como el cristal…pero quizás ese profesional que tiene 15 o 20 años de experiencia, era un joven entusiasta e idealista que por las deficiencias del sistema, falta de recursos, precariedad laboral, estrés, humillaciones, miedo…se defiende de manera patológica perdiendo su humanidad.

Son estrategias defensivas cuyo origen está en el sufrimiento y en las malas condiciones en las que se trabaja, mientras cínica e hipócritamente se despilfarran millones en cursos dentro de la empresa sobre la calidad total, la autogestión, la ética en la empresa…cuando en la práctica lo que impera es la falta de democracia en las relaciones laborales con deseos de poder y sometimiento hacia el subordinado; por ello el acoso moral tiene su máxima incidencia en la Administración, donde lo que está en juego en realidad no es la productividad, sino el ego de sus dirigentes.

Lo más peligroso de esta situación es que todo aquel que señale alguna deficiencia o corrupción del sistema donde trabaja, con las pocas garantías legales que tenemos actualmente, tiene grandes posibilidades de ser víctima de acoso y acabar siendo despedido o excluido del mundo laboral.

¿ Cómo es posible que la Administración pueda despedir incluso a trabajadores fijos, de manera abusiva, no ya sin causa justa, sino precisamente por haber cumplido con su deber, indemnizándoles con dinero público, sin que los sindicatos, partidos políticos ni otras fuerzas sociales se escandalicen? ¿ Tan bajo hemos caído?

Como dijo Heinz Leymann en su libro “mobbing, la persecution au travail”, todo acoso se puede abortar y todo aquel que pudiendo hacerlo no hace nada, es culpable.

Es ahora el momento, cuando nos acercamos a la fiesta del trabajo, de que los sindicatos se replanteen sus objetivos, porque a veces hay que apoyar causas morales, sin pensar en regatear, comerciar u obtener ventajas materiales. En los convenios no sólo se deben buscar medidas económicas sino cláusulas anti-mobbing, como acaba de firmar el sindicato de la OIT ( Convenio colectivo sobre prevención y solución de reclamaciones en materia de acoso entre OIT y sindicato de la OIT) www.ilo.org/public/spanish/staffun/docs/harassment.htm).

Como dijo el pastor Niëmoller:

Primero vinieron por los judíos

Y no dije nada

Porque yo no era judío.

Después vinieron por los comunistas

Y no dije nada

Porque yo no era comunista.

Luego vinieron por los sindicalistas

Y no dije nada

Porque yo no era sindicalista

Luego vinieron por mí

Y no había quedado nadie

Para hablar por mí.

*Autores:

Mª Reyes Núñez Bartolomé – Médico del Trabajo.
Antonio Blánquez Corral – Doctor en Derecho.
Rafael R. Rosillo – Sindicalista y Presidente Honorario de la Asociación Española Contra el Acoso Psicológico en el trabajo. D.N.I. nº 25.563.348K
FCº Javier Vadillo Olmo – Médico Neurólogo.
Lola Valladares Gil – Licenciada en Farmacia
Lidia Aller Calleja – Periodista.
Sonia Ruiz Martínez – Licencia en Derecho
Juana Sánchez Montero – Presidenta de la Asociación Andaluza Contra el Acoso Moral en el trabajo (ASACAMT)
Carlos Javier Campanario – Secretario de la Asociación Andaluza (ASACAMT)Carlos Sánchez Ruiz – Técnico de Sonido
Pedro J. Cortés González – Médico Cirujano
José Luis Úriz – Parlamentario PSN en el Parlamento de Navarra
Cristina Ruíz Aranzasti – Profesora de Enseñanza Primaria

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Rafael R. Rosillo y otros*

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Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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