“Llegas por la mañana, vamos a poner, a las cinco y media de la mañana. Preparas tu autocar, que esté limpio, pones tu disco, preparas todo el papeleo del autocar, vas a repostar, acudes a la agencia de viajes a buscar al grupo. Comienzan a llegar los viajeros y como eres un buen conductor y no hay normativas referentes a esto, pues cargas todas las maletas de la gente, te portas bien y colaboras. Como la agencia no tiene permiso para dejar el autocar delante y es una parada de autobús tienes que dar cuarenta vueltas, pelearte con el guardia, en fin, ponerte de los nervios. Sales con la gente y llegas al mediodía. Te has metido cuatrocientos o quinientos kilómetros. Parada para comer. Resulta que ´¡ay!, mira, déjanos aquí en la puerta del restaurante´. Entonces, la gente se va al restaurante a comer, y tú -como la agencia busca un restaurante barato del centro del pueblo, en una calle estrecha- tienes que estar dando vueltas con el autocar hasta encontrar un lugar donde aparcar. Ya no hay tiempo para ir al restaurante, aunque tengas la comida cubierta, y te tomas un bocadillo. Sigues el viaje, eso después de una hora u hora y media que la gente come. Sigues…”(Testimonio de un conductor profesional)

Estas son las condiciones en las que se trabaja en el sector del transporte. Conducir hasta 65 horas semanales, la ley lo permite. O sea, diez o doce horas de conducción efectiva diaria. Pero incluso una legislación tan laxa se revienta por arriba y para muchos conductores puede ser habitual conducir 70-80 horas semanales. Esto no sucede en los transportes pesados que están más regulados, sino en el de las furgonetas o transportes de menos de 3.500 kgs., que no tienen ninguna regulación. Es esa la razón que provoca la tendencia a sustituir el transporte pesado por furgonetas potentes.

El tiempo apremia

Pero no es sólo conducir, hay que realizar otras tareas, que también fatigan. La mercancía o las personas, han de estar a una hora determinada en un punto fijo, a pesar de las dificultades de la circulación o del estado de las carreteras. Da igual si llueve nieva o hay atascos.

Además, el viajero o el comprador de la mercancía quiere su producto a una hora del día determinada. El conductor trabaja en función de esa hora, lo que para él supone trabajar de noche, estar sometido a un horario laboral de turnos o incluso doblar turnos.

Un ejemplo. Un conductor tiene que estar con su camión, cargado de pimientos recogidos en Murcia, a las seis de la mañana en un hipermercado de Madrid. Puede dormir unas horas pero a mitad de la noche ha de romper su descanso. Le conviene llegar pronto porque de lo contrario habrán llegado otros antes y le tocará esperar varias horas hasta que pueda descargar su camión. Este tiempo de inacción es tiempo de trabajo y también fatiga aunque no haga nada más que esperar. Pero su empresario no considera este tiempo como de trabajo y diferencia el tiempo de trabajo del de permanencia.

Desgaste y envejecimiento prematuro

El conductor es un trabajador que no puede satisfacer en condiciones lo que son necesidades básicas para cualquier ser humano. El trabajador del transporte debe adaptarse a las necesidades de la mercancía. Comerá cuando pueda y donde pueda y pocas veces la comida adecuada. También las relaciones sociales, familia y amistades se verán afectadas.

Un compañero relata así las consecuencias: “Físicamente estás mal, psicológicamente peor, al final lo que te produce es unos síntomas de cansancio, no controlas, el cansancio es físico y psicológico, pierdes memoria, te cuesta más trabajo concentrarte en hacer tu trabajo, tienes que realizar un gran esfuerzo para realizar tu tarea, e incluso una sensación de mal humor, cuando pasas a un restaurante a cenar o hablas por teléfono con la familia, que es de la única forma que puedes contactar con ella, pues nuestras propias mujeres nos lo notan, ¿Qué te pasa que estás de mal humor?. Simplemente tienes un exceso de trabajo y estás fatigado y una persona fatigada tiene unos síntomas claros”.

Resultado: un trabajador que envejece prematuramente, que padece enfermedades derivadas de su trabajo tales como apnea del sueño u otros trastornos del sueño, hipertensión, hiperglucemia, lesiones osteomusculares, del aparato digestivo, etc. Y en su origen la fatiga crónica que se ha establecido en la persona por falta de descanso apropiado. La fatiga crónica, al igual que la carcoma, irá destruyendo el cuerpo del trabajador.

Por las carreteras españolas transitan más de un millón de conductores profesionales que llevan grandes camiones con mercancías peligrosas, furgonetas cargadas al límite desplazándose a velocidades inauditas para llegar a tiempo a destino, ambulancias con las que se juegan la propia vida para salvar la de otras personas, autobuses de viajeros, etc. Todos ellos se ven sometidos en mayor o menor medida a condiciones de trabajo como las descritas.

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Revista Por Experiencia – Gabriel Moreno, Responsable de salud laboral de la Federación de Comunicación y Transporte de CC.OO

Fuente

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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