Los medios de comunicación y la realidad social

Actualmente, los medios de comunicación de masas representan una parte muy importante en nuestra sociedad y suponen una clara influencia en las opiniones y concepciones que adquieren las personas. Tal cariz toman dichos medios, que podemos considerar que pueden desempeñar el papel de constructores de la realidad social, relacionándose con factores sociales y con determinados usos del público.

Lasswell (1986) considera que la variable independiente es el grado de exposición a los medios y la dependiente el cambio cuantificable e inmediato de la conducta u opinión. El vínculo entre los medios y el público aparece como una relación causal donde las reacciones, comportamientos y actitudes de los segundos eran efectos de las emisiones de los primeros.

Por otro lado, Wolf (1994) considera que el estudio de los efectos en el marco de la problemática de la construcción social de la realidad implica que se pasa de concebir a los efectos como cambios puntuales a corto plazo a entenderlos como consecuencias a largo plazo, emergentes de un proceso de sedimentación en un plazo temporal amplio. Siguiendo este marco conceptual, ya no se concibe a la comunicación en términos de producción causal–intencional de ciertos efectos, es decir las comunicaciones no intervienen directamente en el comportamiento explícito, sino que más bien tienden a influenciar la forma con la que el destinatario organiza su propia imagen del ambiente.

Los medios de comunicación construyen realidad todo el tiempo, en su constante presencia cotidiana, más allá de las “intenciones” que podamos atribuirles (manipuladoras, persuasivas, etc. ). No importa tanto qué es lo que el emisor quiere que haga el receptor, o sea el efecto que quiera provocar. La construcción social de la realidad es realizada por las acciones de los medios y las personas, es decir es el resultado de la acción humana y no de la intención humana.

Medios de comunicación y percepción del riesgo

La feroz competitividad y enorme competencia es otra de las características de los medios de comunicación de la actualidad. En muchos casos, debido a la presión ejercida por parte de los altos mandos que comandan los holdings mediáticos se tiende a querer ganar lectores, oyentes o televidentes a cualquier precio, es decir dejando la ética periodística a un segundo plano. Así pues, salen a la luz informaciones pseudocientíficas, no contrastadas, ni verificadas, ni validadas. Simplemente se busca un gran titular, una noticia impactante que capte la atención del consumidor y que, por supuesto, “venda”. Este tipo de periodismo y pseudoinvestigación utilizan frases hechas que relacionan un efecto a una sola y única causa, es decir se sirven de la unicausalidad como metodología; si bien la mayoría de efectos y sucesos que se producen están provocados por diversas causas (multicausalidad).

La unicausalidad se basa en que hay una sola causa que explica un determinado efecto/suceso, es decir es una causa que posee tres características por si misma:

– Necesaria: el agente está presente en cada caso del suceso en cuestión.

– Suficiente: el agente, una vez esta presente deber producir el efecto.

– Específica: el agente no producirá otro efecto.

Esquema del modelo unicausal

Por otro lado, la multicausalidad, se basa en dos premisas básicas:

– Un mismo factor de riesgo puede producir diferentes daños.

– Un daño puede estar producido por diversos factores de riesgo.

Esquema del modelo multicausal

Así, y como ya hemos expresado anteriormente, el modelo multicausal adapta de manera más exacta nuestro conocimiento a la realidad, mientras que el unicausal nos explica, en la mayoría de casos, solo una parte de la realidad.

Por tanto, el hecho de que los medios de comunicación de masas utilicen con demasiada frecuencia la unicausalidad influye de una manera vital en la percepción del riesgo de la sociedad. Un ejemplo claro, el cual ha sido expuesto con anterioridad, es el hecho de relacionar antenas de telefonía móvil (causa) con cáncer (efecto). Si bien es cierto que las radiaciones a dosis altas de dichas antenas puede ser una de las causas de algún tipo de cáncer, la afirmación “las radiaciones de las antenas de telefonía móvil provocan cáncer” (unicausalidad) debería de ser substituida por “las radiaciones de las antenas de telefonía móvil, a dosis elevadas, es una de las causas que puede provocar cáncer” (multicausalidad). La primera afirmación, además de no adaptarse a la realidad, provoca una percepción del riesgo amplificada por parte de la sociedad, es decir desinforma o informa incorrectamente. Mientras, el segundo titular realiza una información veraz y precisa que se ajusta a la realidad, aunque, eso si, menos espectacular y menos comercial para los grandes transatlánticos mediáticos.

Conclusiones

Como se ha podido apreciar en este artículo, la percepción de un riesgo viene claramente condicionada por la cultura, praxis e idiosincrasia de la comunidad dónde se comunique el riesgo. Es decir, el proceso de percepción de un riesgo, con la consiguiente amplificación o atenuación de este, no es un proceso simple, sino un proceso en el cual intervienen procesos socioculturales que condicionan al individuo a tomar una determinada postura y concepción frente a un riesgo.

Además de estos condicionantes intrínsecos de una determinada comunidad, existe otro factor extrínseco, el cuál influye en la percepción del riesgo. Este no es otro que el tipo de comunicación que realizan los medios de comunicación de masas sobre el riesgo en cuestión. Este factor es determinante a causa de la transcendencia de los medios de comunicación en la sociedad occidental actual.

Tanto prensa, radio como televisión no están exentos de la brutal competencia que existe en el mercado comunicativo. Así, todos estos medios intentan poner a la luz pública una determinada información los primeros, intentando que esta sea lo más impactante, espectacular y vendible posible. Para realizar este proceso buscan alternativas poco recomendables. Una de ellas es utilizar la unicausalidad como bandera, es decir relacionar un determinado efecto a una única causa provocadora de dicho efecto. Utilizar esta estrategia es, métodologicamente hablando, un error, ya que la mayoría de sucesos y efectos están relacionados y provocados por una gran cantidad de causas (multicausalidad).

De esta manera, vemos como determinados riesgos que los expertos en la materia no le dan mayor importancia, o los consideran como riesgos “menores”, la sociedad, influenciada por los condicionantes socioculturales y comunicativos, los amplifica o bien los atenúa. El proceso de amplificación social del riesgo supone en muchos casos una enorme presión social hacia las autoridades competentes, las cuales ponen remedio a los riesgos amplificados por la sociedad por razone políticas y de alarma social, dejando a un lado la opinión objetiva y experta de los entendidos en una determinada materia.

Así pues, una de las claves futuras para procurar una menor amplificación social del riesgo y evitar preocupaciones sociales inútiles e innecesarias reside en una comunicación del riesgo más aséptica y objetiva, usando métodos de contrastación y validación de informaciones adecuadas. Es decir, informar, no desinformar.

Agradecimientos

Mi más sincero agradecimiento a los docentes que realizan la asignatura “Gestión del riesgo” en la Escuela Superior de Prevención de Riesgos Laborales (Enrique Álvarez, Nuria Talavera y Fernando Terrés), así como a los profesores Fernando G. Benavides y Fernando Cobano. La documentación aportada, sus inteligentes consejos y sus inmediatas respuestas me han sido de mucha ayuda y un punto de apoyo muy importante en la realización de este artículo.

Referencias

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Berra N, Fernández G. 1997. Un modelo para el estudio de los medios y la construcción social de la realidad. UNCPBA. Disponible en: http://ar.geocities.com/claudiovallone/umem.html

Borrás J M. 2002. Un informe del Instituto de Oncología concluye que no hay relación entre antenas de telefonía y cáncer. EFE. Disponible en: http://actualidad.eresmas.com/noticias/49006.html

Calvo D. 2001. ¿Cómo minimizar el riesgo percibido y recuperar la confianza del consumidor en el sector de vacuno? Departamento de Análisis Económico. Area de Comercialización e Investigación de Mercados. Facultad de Económicas. La Coruña. Disponible en: http://www.uco.es/grupos/edr/aeea/congreso/comercialización/dcalvo.doc

Colomer V. 2002. «Por si las moscas mejor que nos saquen la antena». Cara a cara. Disponible en: http://web.drac.com/cac/200201/20020110.html

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Kahneman, D, Tversky, A. 1979. Prospect theory: An analysis of decision under risk. Econometrica, 47, 263-292.

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Kasperson, R.E., Renn O., et al. 1988. The Social Amplification of Risk: A Conceptual Framework. Risk Analysis 8 (2), 177-187.

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Pacheco, HR., Vega O. 2001. La controversia de la mariposa monarca: un análisis a la luz de las teorías sociales del riesgo. Convergencia – Revista de Ciencias Sociales, 24-26. Universidad Autónoma de Méjico.

Slovic, P. 1987. Perception of Risk. Science 236: 280-285.

Wolf, M. 1994. Los efectos sociales de los media, Paidós, Barcelona.

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Carles Fernández Ferrer – Graduado Superior en Prevención de Riesgos Laborales por la Escuela Superior de Prevención de Riesgos Laborales (UPF-UPC-UB-INSHT)

Fuente

Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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