Una investigación de la Consejería de Sanidad revela que cada año mueren en la región más de 50 personas por enfermedades causadas por el amianto. El estudio concluye que 398 personas fallecieron en la Comunidad de Madrid entre 1991 y 1997 -una media de 57 al año- por cáncer de peritoneo y de pleura, dos enfermedades que los especialistas consideran que están causadas por el amianto en al menos un 80% de los casos.

El Gobierno regional, que preside Alberto Ruiz-Gallardón, no ha facilitado los datos de la mortalidad en la región por cáncer de pleura y peritoneo a partir de 1998, pese a que el estudio revela que “la mayor mortalidad por mesotelioma se producirá entre 1998 y 2018, decayendo posteriormente”.

Los fallecidos son en su mayoría trabajadores que estuvieron expuestos a este mineral entre 10 y 30 años atrás, tiempo que tardan en desarrollarse los tumores mortales, según Ángel Cárcoba, experto sobre el amianto y autor del libro El amianto en España.

El amianto es un material que fue usado masivamente en la industria y la construcción hasta hace un año, cuando fue prohibido en España. Años antes lo fue en Europa. Al ser manipulado, el amianto desprende unas fibras microscópicas que se incrustan en los pulmones al respirar. Allí pueden causar múltiples enfermedades. Dos de las más graves son el cáncer de pleura y peritoneo (las membranas que recubren los pulmones y los órganos digestivos, respectivamente). Estos cánceres reciben el nombre de mesoteliomas.

El amianto fue muy usado en Europa como material de construcción (es incombustible, aislante de calor y sonido, resistente a la corrosión) a partir de 1960.Los tumores tardan en aparecer entre 10 y 30 años, pero cuando lo hacen, son letales. Una vez diagnosticado el cáncer, la esperanza del paciente raramente supera los dos años, según José Luis González Larriba, del servicio de Oncología del hospital Clínico.

Un total de 398 personas murieron en la región de cáncer de pleura y cáncer de peritoneo entre 1991 y 1997. La investigación de Sanidad revela “la existencia de una acumulación de casos de pleura y peritoneo […] en el municipio de Getafe”. El estudio incluye un mapa en el que están señalados todos los casos de muerte en la región entre 1991 y 1997. La mayoría de ellos se concentra al sur de la capital y en algunos municipios del sur.

Muchos de los fallecidos son trabajadores de la industria y la construcción que utilizaron el amianto a partir de los años cincuenta, según Ángel Cárcoba, de CC OO. Pero también hay registrados fallecimientos en personas que viven cerca de los centros de producción de amianto e, incluso, de esposas de trabajadores que aspiraron las fibras del mineral de las ropas de sus esposos, según admitió el director general de Salud Pública, Francisco de Asís Babín, en una comparecencia en la Asamblea de Madrid el pasado 6 de noviembre.

Entre un 80% y un 95% de las muertes por cáncer de pleura y peritoneo están causadas por el amianto, según los estudios y los expertos consultados. El propio trabajo de Sanidad establece que “la mayoría de los mesoteliomas se deben a la exposición al asbesto, y en un 80%-85% de los casos se suele documentar la exposición ocupacional [en el lugar de trabajo]”.

Antonio Agudo, investigador del Institut Català d’Oncologia, puntero en España en estas enfermedades, eleva este porcentaje a casi el 100%. “Todos los cánceres primarios de pleura y peritoneo [aquellos que se originan en ellos y no son fruto de una metástasis] son mesoteliomas, y la práctica totalidad de mesoteliomas están causados por el amianto”, explica Agudo.

El último periodo analizado por Sanidad es 1997, un año antes de que, según el propio estudio, aumente la mortalidad por el amianto. El Gobierno regional, sin embargo, no ha querido ofrecer los datos de mortalidad por cáncer de pleura y peritoneo a partir de 1998.

La Consejería de Sanidad, incluso, se ha negado a informar sobre su propio estudio y a que sus autores sean entrevistados. El Instituto de Estadística de la Comunidad, por su parte, ha aducido que “la Ley de Protección de Datos” le prohíbe facilitar el número de personas que murieron por mesioteloma en la región a partir de 1998.

Ángel Cárcoba denuncia la “conspiración del silencio que están haciendo todas las administraciones públicas sobre las muertes causadas por el amianto”. Cárcoba es el representante de CC OO en el Grupo de Trabajo del Amianto, dependiente del Ministerio de Trabajo. Este grupo de trabajo fue creado por el Congreso en 1998 y en él participan el Gobierno central, las comunidades autónomas, los sindicatos y las empresas que trabajaron con amianto.

“Éste es el primer estudio epidemiológico sobre el amianto hecho en España del que tengo noticia. Y la Comunidad de Madrid no lo ha presentado ante la comisión, lo que considero un hecho gravísimo”, denuncia Cárcoba. Sanidad imprimió hace dos años 1.000 ejemplares de la investigación. “Desconocemos qué uso ha hecho Sanidad de estos ejemplares”, señala Cárcoba.

“Lamentablemente, éste es sólo un caso más de esta conspiración del silencio. Los sindicatos llevamos años reclamando la creación de un registro nacional de mesoteliomas, algo que sería fácil, pero que ninguna Administración ha querido asumir”, añade Cárcoba. Éste pone como ejemplo a seguir el de Francia y otros países europeos, “que ya han creado su registro desde hace tiempo”. La mortalidad causada por el amianto ha adquirido ya dimensiones de epidemia en Europa.

Un estudio financiado por la Unión Europea, llamado La epidemia europea de los mesoteliomas, concluye que 500.000 personas morirán en Europa en los próximos 20 años a causa del amianto, y que 250.000 de estas muertes estarán causadas por mesoteliomas. Pero el estudio concluye que una cifra similar morirá “por cánceres de pulmón causados por el amianto”. Según esta conclusión, el número de muertes al año en la Comunidad de Madrid causadas por el amianto ascendería a más de cien.

El amianto fue usado en toda Europa como material de construcción (es incombustible, aislante de calor y sonido, resistente a la corrosión química y a las torsiones) a partir de 1960. Con este material se recubrieron edificios, se plantaron tuberías y se levantaron tejados. Pero las primeras voces de alarma surgieron en torno a 1980, cuando diversos estudios concluyeron que el “material milagroso” era nocivo para la salud.

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Oriol Güell – El País

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Este contenido ha sido publicado en la sección Artículos Técnicos de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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