Alberto C. S., el obrero de 33 años que el lunes cayó por un deslunado desde un quinto piso mientras arreglaba las tuberías de desagüe de un edificio en la calle Doctor Lluch, en el distrito marítimo de Valencia, mantiene que las cuerdas de alpinismo, el arnés y la cesta dentro de la cual y trabajaba fue lo que realmente le salvó la vida. Afortunadamente, todo ha quedado en un susto, y un accidente que podría haber sido mortal quedó finalmente en un simple esguince.
Alberto cree que el siniestro «se debió a un problema técnico», un fallo en el freno de la grúa que sujetaba su arnés. Este trabajador insiste en que cumple con la normativa de seguridad laboral y no arriesga su vida a la hora de realizar su labor. Además, dice que tiene todos los papeles en regla.
El accidente se produjo pasadas las seis y media de la tarde del lunes. «Yo veía que caía y caía, y no veía el fin. Me salvé porque la cuerda cedió, si no, me desuello vivo. Todo fue cuestión de segundos y cuando me vine a dar cuenta, ya estaba abajo», recuerda. Ya desde el suelo del deslunado gritó a su compañero de trabajo que se encontraba en perfectas condiciones, pero que él solo no iba a poder salir del agujero. La única ventana que da al hueco donde había quedado atrapado era la del segundo piso, pero la vivienda estaba vacía. Finalmente, avisaron a los bomberos y, tras una hora de intensas labores de rescate, Alberto fue sacado sonriente y con apenas un esguince en su pie derecho.
Ahora, no entiende todo el revuelo que se ha armado en torno a su accidente y exclama: «¡Ni que hubieran salvado a Jesucristo de la Cruz!». Alberto se quedará unos días en su casa para recuperarse. Tampoco podría trabajar porque, de momento, la obra está precintada a la espera de que concluya la investigación judicial.
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