El estado de salud físico y emocional de los profesionales del sector de la enseñanza deja mucho que desear, a tenor del resultado de una encuesta de salud laboral realizada por Fete-UGT en la Comunidad Valenciana en el primer trimestre del curso 2001-2002. La muestra realizada a 608 docentes de Primaria y Secundaria, de colegios públicos y privados de las tres provincias constata que el 35,6% de docentes sufre frecuentemente de estrés o nerviosismo a causa de los problemas laborales y que el 41,7% de encuestados ha tenido o tiene problemas de salud derivados del trabajo. Este diagnóstico, según el secretario general de la federación, Gonzalo Castillo, confirma la presencia del síndrome de Burnout -conocido como el síndrome de estar quemado- en el sector de la enseñanza valenciano.
Las principales causas de esta insatisfacción y agotamiento emocional hay que buscarlos en tres realidades distintas, pero muy vinculadas entre sí. En primer lugar, las dificultades diarias para hacer frente al creciente nivel de agresiones físicas o verbales del alumnado, fundamentalmente de Secundaria, que han sufrido el 53,3% de los profesores de ESO encuestados.
A este cambio de relaciones, se suma la sensación afirmativa del 86% de docentes que padece una sobrecarga de funciones que exceden al estricto ámbito de la impartición de una asignatura, sin que estos cambios educativos hayan ido acompañados de una mayor implicación de los padres, ni de una revalorización social de la profesión. Así, el 93,55% de los profesores piensa que existe una fuerte pérdida de reconocimiento de la tarea real de los profesionales de la educación, y el 83,3% cree que la familia no colabora de forma activa en la formación de sus hijos y en las actividades del centro.
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