El Tribunal Superior de Justicia del País Vasco ha calificado como accidente laboral el fallecimiento de un trabajador en su puesto de trabajo por muerte súbita, lo que eleva las prestaciones que deberán cobrar la viuda y los hijos. El alto tribunal revoca así una sentencia del Juzgado de lo Social número 2 de San Sebastián, que había considerado la muerte como enfermedad común, y estima el recurso de súplica interpuesto por la viuda y uno de los hijos del fallecido en su condición de huérfano.
Según la sentencia del TSJPV, el operario, R.F.Z., que trabajaba de mecánico en una comisaría de la Ertzaintza en San Sebastián, fue encontrado muerto en el suelo el 14 de agosto de 2003 por un agente en prácticas. La autopsia reveló que la causa inmediata de la muerte fue una parada cardiorrespiratoria.
El alto tribunal considera que aunque el operario padecía de hipertensión arterial, alteración de la enzimas hepáticas, hepatomegalía y sobrepeso, no fueron éstas las contingencias determinantes de la muerte, sino el «sobresfuerzo -su compañero de trabajo se encontraba de vacaciones y él debía encargarse de todo el trabajo- y las altas temperaturas que se registraban en ese momento en el sótano en el que estaba trabajando y que alcanzaban los 30 grados».
Por ello, el TSJVP declara que la muerte de R.F.Z. obedeció a la contingencia de accidente de trabajo y condena al empresario, al Departamento de Interior del Gobierno Vasco, a la mutua Pakea y al Instituto Nacional de la Seguridad Social y la Tesorería de la Seguridad Social «a estar y pasar por tal declaración, y a que se les abonen a las demandantes las prestaciones por muerte y supervivencia con cargo a tal contingencia».
Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.
