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F.J.A.R. resultó intoxicado por mercurio, junto a otros compañeros, en las instalaciones de Asturiana de Zinc en el año 1986. Después de un juicio contra AZSA y la subcontrata en la que trabajaba, las empresas fueron absueltas, aunque al trabajador se le reconoció una indemnización de 1,6 millones de pesetas por las secuelas que padecía. Esta es parte de la historia personal que les contó a los trabajadores de IMSA, afectados por una nueva intoxicación en AZSA, en este caso en noviembre de 2012, y que llevan prácticamente un año reclamando una mejor atención.

El accidente de F. A. y de sus compañeros se produjo en el mismo lugar. «Asturiana de Zinc tiene que realizar periódicamente el mantenimiento de estas instalaciones», afirma. Pero su nivel de mercurio en sangre fue mucho más alto que el que tuvieron los afectados en este último accidente. A. asegura que tuvo más de 2.000 microgramos de mercurio en el cuerpo. Pasó un mes ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del San Agustín, con los dos riñones parados e insuficiencia respiratoria. «Cuando conseguí salir, los médicos me decían que como yo no podía haber más de dos en el mundo, no daban ni una peseta por mi recuperación», relata A. La diálisis, las transfusiones de sangre y el tratamiento para eliminar el mercurio del cuerpo, además de su fortaleza, «por entonces era muy joven», le salvaron la vida.

Como ha sucedido con los actuales afectados, recibió el alta médica pronto y se incorporó de nuevo a su trabajo. En estos años ha continuado y continúa realizando el mismo oficio, labores de mantenimiento de las empresas. Sin embargo, el grave accidente ha dejado secuelas en su cuerpo. Ha sufrido una importante pérdida de visión, tiene uno de sus pulmones afectados, lo que le hace sufrir neumonías con frecuencia y también tiene secuelas que afectan a su forma de hablar.

Los intoxicados, que ya sufren las primeras secuelas, aunque sólo hace un año que tuvo lugar el accidente, se veían reflejados en F. J. A.. El presidente de la Asociación de Intoxicados por Metales Pesados de Asturias, F. G., aseguró que ayer mismo había realizado una nueva revisión de la vista y que la doctora había mostrado su preocupación por la pérdida de visión que ha sufrido en el último año. «Todo por no darnos el tratamiento desde el principio, ahora las secuelas ya están, será algo con lo que tendremos que vivir», indicó.

Contradicción

Criticó que «hasta ahora nadie nos haya dicho que en el SESPA o la propia empresa ya tuvieran experiencia con un accidente similar, siempre se habían excusado en que nunca se habían enfrentado a una situación igual». Sobre la mesa se puso la sentencia del juicio de F. A. contra las empresas implicadas en su accidente. Es una documentación que ya están estudiando, y de momento ya han encontrado una primera contradicción entre lo que se dijo hace 27 años y lo que los servicios de prevención de AZSA han dicho ahora. «En la sentencia sobre el accidente de 1986 mantenían que tenían medios para medir el nivel de mercurio existente en la zona de trabajo, mientras que ahora han dicho que no tienen constancia de que existan en el mercado medidores del nivel de mercurio», afirmó Gallardo.

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elcomercio.es

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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