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El hábito de fumar, que alcanza en los Estados miembros de la Unión Europea la amplitud de una “epidemia”, se concentra en las clases sociales menos preparadas y en los individuos que disponen de una renta más modesta, según los resultados presentados por expertos hoy en el Parlamento Europeo.

“Las malas condiciones socioeconómicas influyen en el tabaquismo a lo largo de toda la vida de un individuo, y ello, a través de un amplio abanico de factores”, explicó el profesor de la Universidad de Rotterdam, Anton Kunst. Así, señaló que en la adolescencia, las personas menos educadas tienen más posibilidades de hacerse fumadores y convertirse en dependientes, y en la edad adulta, hombres y mujeres menos formados, cuyos ingresos son más bajos y que dependen de los servicios sociales, tienen más posibilidades de continuar fumando o recaer.

Según sus estudios, “en el caso de los hombres, la práctica del tabaquismo afecta a los grupos socioeconómicos más inferiores en todos los Estados miembros de la UE”, mientras que en las mujeres, “el factor a tener en cuenta es la edad, ya que la mayoría de las consumidoras son adolescentes”.

Kunst destacó por ello la necesidad de una acción a nivel local, nacional e internacional por parte de los dirigentes políticos que tenga en cuenta estas diferencias sociales. “Los efectos de medidas antitabaco tradicionales pueden ser acentuadas relacionándolas con políticas dirigidas a mejorar las condiciones de vida y los recursos de grupos sociales más modestos”, agregó.

Durante su participación en la conferencia organizada por la Red Europea para la Prevención del Tabaco, señaló que las personas que comienzan a fumar durante la adolescencia tienen mayores problemas para dejar su dependencia en la madurez.

A la conferencia acudió también el experto y coordinador de la Coalición Belga contra el Tabaquismo, Luk Joossens, quién reflexionó sobre cómo las políticas de control del tabaquismo en 28 países europeos deben insistir en la reducción o en la eliminación de este “hábito que mata”.

Joossens afirmó durante su intervención que “las políticas europeas deben consagrar fondos para la lucha antitabaco en Europa y estandarizar los datos sobre el tabaquismo para poder comparar la eficacia de las medidas aceptadas en cada uno de los Estados nacionales”.

Un estudio revela de hecho, a través de una repartición de puntos sobre un total de 100, la efectividad de las políticas de lucha antitabaco. El resultado apunta a que las políticas que aumentan el precio del tabaco son las de mayor éxito, con 30 puntos sobre el total. Le siguen la prohibición del tabaco en los lugares públicos, con 22 puntos, y la aplicación de un presupuesto global dedicado a su control, con 15 puntos.

Asimismo, las leyes que prohíben la publicidad del tabaco y las que autorizan la presencia de etiquetas o advertencias sanitarias en las cajetillas, reciben 13 y 10 puntos respectivamente. Diez puntos obtienen también los tratamientos contra la dependencia del tabaco.

Por su parte, la red organizadora, representada por Lyz Lynne, aprovechó la ocasión para solicitar a los políticos europeos un incremento de ayudas y medidas que rectifiquen, o mejoren, los puntos débiles en la lucha contra el tabaco en Europa.

Lynne reafirmó la postura de los dos invitados para intensificar las medidas políticas en la lucha contra el tabaco, y deseó una cooperación internacional que calificó de “indispensable” para compartir experiencias de prevención o de control.

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Europa Press

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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