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La asbestosis constituye un factor de riesgo muy importante para desarrollar cáncer de pulmón. El peligro se incrementa notablemente si los individuos expuestos a amianto son, además, fumadores, por lo que es necesaria una mayor agresividad de las campañas antitabaco en esa población, ha subrayado la neumóloga Isabel Isidro, del Instituto Nacional de Silicosis, en Oviedo, en una jornada sobre amianto y salud.

La exposición al amianto o asbesto multiplica por cinco el riesgo de contraer cáncer de pulmón, mientras que el tabaquismo presenta un efecto sinérgico en la población en contacto con este mineral, multiplicando por 53 el riesgo de desarrollar este tipo de tumor, lo que lleva a los expertos a insistir en la necesidad de hacer llegar el consejo antitabaco a todos los individuos en estas condiciones.

Algunas de las patologías relacionadas con la exposición al amianto son asbestosis, cáncer de pulmón y mesotelioma, cuya incidencia en los dos últimos casos experimentará un aumento en los próximos 30 años debido al largo periodo de latencia de estas patologías, de más de 20 años pero que en el caso de los mesoteliomas puede alcanzar los 50 años.

Desarrollo

La situación ha sido abordado por Isabel Isidro, del Servicio de Neumología Ocupacional del Instituto Nacional de Silicosis, durante su participación en una jornada técnica sobre amianto y salud, celebrada en Oviedo.

El amianto, un mineral muy utilizado en el pasado, es una sustancia reconocida como cancerígena cuando los materiales con contenido de amianto liberan fibras, ya que las de diámetro inferior a 3 milimicras son inhaladas y penetran en los pulmones; de las que son retenidas en las vías aéreas pequeñas y en los alvéolos algunas son fagocitadas por los macrófagos y transportadas a los ganglios linfáticos, el bazo y otros tejidos. Cuando la exposición es larga e intensa existe una retención de fibras de asbesto que conducen poco a poco a una fibrosis pulmonar intersticial difusa y progresiva; a veces se produce una fibrosis pleural y a menudo placas pleurales hialinas o calcificadas que no siempre están en relación con el asbesto. “Después de un periodo de latencia prolongado puede aparecer un cáncer de pulmón, mesotelioma pleural o cáncer gastrointestinal”.

La asbestosis es asintomática en la fase inicial. En la exploración pueden oírse estertores finos basales o crepitantes que en un 5 por ciento de los casos son el primer síntoma de enfermedad, mientras que en estadios avanzados da lugar a disnea, cianosis, acropaquias y fallo cardíaco por insuficiencia respiratoria.

Los métodos diagnósticos son análisis de esputo, radiografía de tórax y tomografía computerizada de alta resolución (TCAR), con la que se pueden detectar mejor las alteraciones pleurales y las lesiones iniciales de la fibrosis intersticial, logrando una mayor sensibilidad que la radiografía de tórax. Otros métodos diagnósticos son el lavado bronco-alveolar, biopsia pulmonar, observación de alteraciones funcionales e historia laboral.

Isidro ha puntualizado que el cáncer de pulmón por exposición al asbesto no se diferencia de este mismo tumor relacionado con otro origen, y su tratamiento no difiere del resto de neoplasias pulmonares.

El mesotelioma es un tumor raro, que puede asentar en pleura, pericardio y cavidad peritoneal. Su periodo de latencia supera los 20 años, pudiendo llegar a los 50. Según la experta, su incidencia aumentará en los próximos años debido al uso del asbesto desde 1945 hasta 1970. Cursa con dolor torácico, tos y disnea, y puede ir acompañado de fiebre y osteoartropatía. En la radiología suele aparecer como primera manifestación derrame pleural en el 92 por ciento de los casos y tumor en el 7 por ciento.

Epidemiología

Valentín Rodríguez Suárez, médico del Servicio de Salud Laboral de la Consejería de Salud del Principado de Asturias, participó en la misma jornada, con una ponencia en la que repasó la epidemiología de las enfermedades relacionadas con la exposición al amianto y las actuaciones de la administración sanitaria en esta comunidad autónoma para avanzar en su prevención.

Este especialista ha destacado que no hay ningún umbral definido por debajo del cual se pueda garantizar una cierta seguridad en la exposición al asbesto. Sin embargo, Rodríguez ha matizado que, si bien en el caso de la asbestosis y el cáncer de pulmón “son necesarias cantidades importantes de amianto y un tiempo muy prolongado de exposición para desarrollar estas enfermedades, en el caso del mesotelioma basta con haber estado expuesto a una baja concentración y durante un corto periodo de tiempo, incluso semanas o meses”.

Los participantes en las jornadas recordaron el mal pronóstico del mesotelioma, que en ningún paciente supera los 24 meses de vida.

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Diario Médico

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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