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Sexto día de lucha contra el fuego. Los servicios de extinción de incendios han reanudado esta mañana con las primeras luces del día los esfuerzos contra el incendio forestal que ha devorado unas 50,000 hectáreas en las comarcas valencianas de Cortes de Pallás, y de Andilla. El objetivo es tratar de impedir que los rescoldos reaviven las llamas.

Además, a las seis de la mañana han vuelto a iniciarse las labores de búsqueda del cuerpo del piloto de un helicóptero de las Brigadas de Refuerzo de Incendios Forestales (BRIF), dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, que falleció mientras trabajaba en la extinción del incendio forestal tras estrellarse en el embalse de Forata. Apenas 30 minutos después de conocerse la noticia, el Centro de Coordinación de Emergencias valenciano anunció el accidente de un segundo helicóptero, también en la sierra de Martés, aunque sus dos tripulantes estaban vivos. Uno de ellos, un varón de 55 años, fue trasladado en helicóptero al Hospital la Fe de Valencia con politraumatismos. Su pronóstico es reservado. El otro, de 36 años y también con politraumatismos, fue conducido por carretera y su pronóstico es estable.

Una unidad de submarinistas estuvo buscando el cuerpo del piloto. La Delegación del Gobierno en Aragón confirmó el fallecimiento del tripulante una hora después del siniestro. Sin embargo, a última hora de la tarde, el Ministerio de Medio Ambiente solo confirmaba que el helicóptero se había estrellado y que los submarinistas intentaban hallar el cuerpo del piloto.

La búsqueda se suspendió a última hora por falta de luz y se ha reanudado al alba.  A los buceadores del Cuerpo Municipal de Bomberos de Valencia y equipos GEO de la Guardia Civil que se trasladaron ayer hasta el lugar para rastrear el pantano de Forata se han sumado dos lanchas y seis bomberos buzos del Consorcio Provincial de Bomberos, informa Europa Press. Además, a lo largo de la mañana se incorporará una unidad de la Unidad Militar de Emergencias (UME) a esta tarea coordinada por la Guardia Civil.

El consejero de Gobernación, Serafín Castellano, anunció ayer que los dos grandes incendios de Valencia se encontraban “estabilizados y sin llamas” y cifró la superficie afectada en unas 50.000 hectáreas. El Consorcio Provincial de Bomberos de Valencia concretó más y apuntó que la superficie afectada por las llamas abarcaría, en una primera estimación, 48.583 hectáreas. Así, el incendio de la zona de Cortes, que se inició el jueves por la negligencia de dos operarios que soldaban unas placas solares en una finca privada, ha quemado 28.643 hectáreas, de las que 23.602 corresponden a matorral y otras 5.041 a arbolado. Y el incendio de Andilla, provocado el viernes por unas quemas agrícolas no permitidas, ha arrasado 19.940 hectáreas, de las que 13.293 son masa arbolada y el resto a matorral.

El hombre de 57 años que fue detenido el domingo como supuesto autor del incendio que se inició en Andilla quedó en libertad provisional tras declarar en un juzgado de Llíria. El sábado pasó lo mismo en Requena con los dos trabajadores que causaron el fuego de Cortes.

Estos días han vuelto a reunirse las circunstancias ideales para que el fuego tome el mando en el monte, y que los expertos conocen bien. “Llevábamos una semana con unas condiciones que los forestales llaman 30-30-30: viento de poniente de más de 30 kilómetros por hora, menos del 30% de humedad relativa del aire y más de 30 grados centígrados de temperatura”, explicaba ayer Patricio García Fayos, director del Centro de Investigación sobre Desertificación (CIDE), “en estas condiciones nadie tendría que haber encendido ni una sola chispa”. Y la meteorología proporcionó, al igual que en los peores incendios de 1994, un infierno perfecto, si existiera un símil a lo conocido como tormenta perfecta.

El observatorio meteorológico de Bicorp (Valencia) el más cercano al incendio desatado en Cortes de Pallás, da ciertas claves sobre lo que pasó. A la fatídica chispa de soldadura de los operarios se sumaron unas “condiciones letales”, en palabras de José Ángel Núñez, de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), sobre todo porque en los meses de mayo y junio las precipitaciones han sido inexistentes. La temperatura máxima alcanzada el jueves 28 fue de 42,3 grados centígrados y entre las 13.00 y las 16.00 la humedad del aire osciló entre el 7% y el 8%. Y el día registró unos vientos constantes de poniente de entre 40 y 50 kilómetros por hora. Los vientos de poniente “se calientan un grado centígrado por cada 100 metros de altura que descienden”, explica Núñez.

Las condiciones se repitieron varios días. Solo el domingo la meteorología dio cierto respiro: el termómetro bajó a los 30 grados de máxima, la humedad osciló en el 20% y a partir de las 14.00 horas empezaron a soplar vientos de levante, que pueden tener entre un 60% y un 70% de humedad. Ante estas condiciones, hay quien apunta que poco se puede hacer. “Un cortafuegos convencional en estos casos no serviría”, asegura García Fayos, “si algunas hojas negras, todavía sin quemar del todo, han llegado enteras a Valencia, ¿qué no pasará con unas llamas a 200 metros?”.

Mientras, arreciaron las críticas de los municipios afectados por las llamas. “Que el monte es un polvorín si no se limpia; lo llevo diciendo años y años; yo no quiero brigadas de incendios, quiero brigadas que expurguen los pinos, que quiten los matojos, que arranquen los matorrales, que recojan leña, para que no haya incendios; y así, además, se daría trabajo a la gente del pueblo. ¿De qué me sirve que pasen helicópteros con gente importante, cuando el monte de mi pueblo ya se ha quemado?”, exclamó este lunes Rafael Lisarde, que estalla en lágrimas al describir el “desastre” que ha vivido Yátova, el pueblo que gobierna desde hace 12 años.

“Soy alcalde de mi pueblo antes que nada”, se reafirmó el regidor del PP. Y en su pueblo, precisamente, se reunieron ayer el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, con los ministros de Defensa, Pedro Morenés, y de Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete.

El regidor de Alcublas, Manuel Civera, del PSPV-PSOE, afirma rotundo: “La montaña está más abandonada que nunca”. E incide en que el núcleo urbano de Alcublas se ha salvado de las llamas gracias a que está rodeado de campos de cultivo.

La alcaldesa de Carlet y senadora del PP, María Ángeles Crespo, aseguró que en su pueblo no han faltado medios terrestres y culpa al tiempo. “Ahora se dicen muchas cosas, que si faltan medios, que sí hay para la fórmula 1. Pero hay que tener en cuenta que la fórmula 1 también crea muchos puestos de trabajo”.

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elpais.com

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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