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El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ha elaborado un mapa en el que se clasifica el territorio español según la potencial exposición al gas radón, con el resultado de que, a grandes rasgos, las zonas más sensibles son Galicia, Extremadura y un área que comprende lo que sería el tercio occidental de la Península, a modo de cuña, cuya base se extendería todo el litoral Oeste y cuya punta ocuparía la provincia de Madrid.

Así, también quedarían incluidas en este sector franjas de Asturias y León, las provincias de Zamora, Ávila, Salamanca y Toledo, parte de Ciudad Real y la mitad Norte de Huelva, Sevilla y Córdoba.

En concreto, las categorías de clasificación adjudicadas por el consejo son las que corresponden a los números 0, 1 y 2, siendo este último el que se refiere a lugares donde es más habitual una exposición potencial a mediciones del gas que superan los 200 becquerelios por metro cúbico, que es la unidad de medida de esta emisión.

Aunque estudios previos ya situaban la mayor presencia potencial de este gas en las zonas citadas, se trata este último informe de una constatación definitiva, habida cuenta que parte de una identificación de la radiación Gamma, a la que se han aplicado variables de cálculo hasta obtener con precisión matemática la dosis de emisión potencial del radón.

Factor de riesgo

El gas radón, de naturaleza radiactiva, procede del subsuelo y numerosos estudios epidemiológicos realizados en diversos lugares del mundo lo han confirmado como un factor de riesgo para desarrollar un cáncer de pulmón, siempre en el caso de personas sometidas a una prolongada exposición al mismo y a determinados niveles de intensidad.

De hecho, varios investigadores han coincidido en sostener que entre un 10 y un 12 por ciento de los cánceres de pulmón se pueden atribuir a esta exposición, y ésta es la razón por la cual desde hace más de 20 años se vienen ejecutando programas de reducción de radón en domicilios de Estados Unidos y varios países europeos.

El mapa del Consejo de Seguridad Nuclear fue recientemente presentado públicamente, en concreto en las jornadas de trabajo Radón y Medio Ambiente, que tuvieron lugar en la Casa de Estudios Avanzados (CEA) de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), organizadas por el Proyecto Europeo de Investigación Erricca2.

Este encuentro contó con la participación de diferentes expertos de diversas disciplinas, entre ellos el doctor Juan Miguel Barros, del Hospital Clínico compostelano y profesor de Medicina Preventiva de la USC.

Avances notables

Este especialista, cuyos estudios sobre el radón han sido publicados en prestigiosas revistas científicas internacionales, destacó a Europa Press que las jornadas citadas aportaron dos sobresalientes avances en esta materia.

Tales fueron, por un lado, el mapa del Consejo de Seguridad Nuclear y, por otro, las recomendaciones para edificaciones situadas sobre suelos expuestos que elaboró el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja, entidad que asesora al Ministerio de Fomento.

Sobre estas recomendaciones, subraya Barros que se trata del núcleo sobre el que se confeccionará la futura legislación en la materia en lo tocante a viviendas, toda vez que ya existe una normativa referente a centros de trabajo.

De hecho, señaló Barros, en la actualidad los trabajadores que desarrollen su actividad en sotanos o semisótanos tienen facultad para solicitar una medición de la posible emisión de radón, y, en caso de que supere determinados límites, la consiguiente aplicación de medidas correctoras.

Así se pudo observar en la ponencia sobre un caso práctico que expuso Adoració Pascual, técnico del Instituto de Seguridad e Higiene en el Trabajo de Barcelona, que mostró el proceso de reducción de radón en una empresa cuyos sistemas de ventilación no eran suficientes para disminuir el gas acumulado en sus dos plantas subterráneas, con el consiguiente riesgo laboral para los trabajadores.

Ventilar sotanos y sellar grietas

En cuanto a las recomendaciones referentes a vivienda civil, van desde el consejo de que toda habitación ubicada al nivel de sótano o semisótano cuente con una ventilación suficiente, hasta la instalación de estructuras de tuberías para la extracción o escape del gas, pasando por el sellado de todas las grietas que puedan aparecer en suelos o tabiques.

En la propuesta de “código técnico de la edificación” para nuevas viviendas se explica que las vías de penetración del radón al interior de los edificios se producen por la cámara de aire de los muros exteriores, por el sotano, el forjado sanitario o los conductos de saneamiento, proponiendo soluciones que van desde las barreras anti-radón hasta elementos extractores que situados en cimientos de la nueva construcción.

Al respecto, el profesor Barros puntualiza que el 80 por ciento de la emisión de radón procede del subsuelo y sólo un 20 por ciento a la naturaleza del material que se emplee en la construcción de la vivienda, de forma que quedan descartadas las teorías que apuntaban al rural gallego como zona de riesgo a causa del elevado porcentaje de casas construidas en granito.

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Europa Press

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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