Un constructor y un técnico se sentarán en el banquillo por el accidente mortal que sufrió un albañil en una obra de Bailén. El fiscal asegura que el siniestro se produjo por falta de medidas de seguridad. Por ello, reclama un castigo de un año de cárcel para los dos procesados.
Los hechos se remontan al 18 de marzo de 2008. El obrero fallecido, un hombre de 52 años, trabajaba en la edificación de un residencial ubicado en la confluencia de las calle Doctor Cabrera Lomas y María Bellido, en Bailén. Ese día, J.M.S.C. perdió la vida, al caerle encima una tolva cargada con 900 kilos de mortero. El fiscal sostiene que el accidente se originó por la ausencia de determinadas medidas de seguridad.
Por ello, el Ministerio Público ha presentado cargos contra el jefe del trabajador fallecido y contra la técnico responsable de las labores de seguridad y salud laboral de la obra, M.A.L.H.D. Acusa a ambos de un delito contra los derechos de los trabajadores con resultado de muerte.
¿Cuáles son los argumentos de la Fiscalía? En su escrito de acusación provisional, aclara que los trabajos para levantar el edificio comenzaron cinco meses antes del accidente. Como exige la normativa, elaboraron un plan de seguridad e higiene. Con posterioridad, J.A.S.M. contrató la colocación de una tolva. Los instaladores hicieron constar que ese aparato debería apoyarse siempre sobre una superficie “nivelada y estable”, según relata el Ministerio Público. En este contexto, los trabajos de construcción exigían cambiar esa tolva de ubicación. El encargo de esta tarea era el trabajador fallecido. Sin embargo, el fiscal asegura que ninguno de los dos acusados “dio instrucción alguna de cómo había que realizar el cambio” y tampoco vigilaban si la instalación se había hecho correctamente. Añade el Ministerio Público que J.A.S.M. y M.A.L.H.D. no incluyeron en el plan de seguridad la utilización de una tolva y las consiguientes medidas de precaución que se tenían que adoptar.
Así, el 18 de marzo de 2008, J.M.S.C. procedió a trasladar ese aparato desde el ático del edificio hasta el suelo. Para ello, utilizó una grúa. El terreno donde dejó la tolva era muy irregular y tuvo que calzarla con una tablón y una cuña de madera, para compensar la diferencia entre las dos calles. La cuba no cedió en un primer momento. El obrero se subió a unas escaleras para vaciar una saca de mortero. Fue entonces cuando la tolva cedió, “se desniveló debido a su defectuosa instalación” y atrapó a J.M.S.C., que murió en el acto. Dejó viuda y un hijo, que han renunciado al ejercicio de acciones penales y civiles.
El juicio se celebrará en el Juzgado de lo Penal. La defensa de los dos procesados, en principio, solicita la libre absolución.
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