Un total de 39 trabajadoras de la Diputación foral de Gipuzkoa padecen lipoatrofia semicircular, según los datos que ofreció la diputada para la Presidencia y Administración Foral, Edurne Egaña. La detección de varios casos de esta dolencia en mujeres que trabajan en los edificios forales ha obligado a la Diputación a tomar medidas para reducir este mal, conocido como mal de oficina y del que aún no se conocen exactamente las causas.
Según explicó ayer la diputada en una comparecencia a petición del juntero del Grupo Popular Iñigo Manrique, tras realizar 522 exámenes médicos entre las trabajadoras forales desde que se conocieran los primeros casos el pasado verano, se han confirmado 14 afectadas en el edificio foral de Errotaburu, 24 en el Palacio foral de la Plaza de Gipuzkoa y un caso en las oficinas de Pío XII. «Aún y todo, vamos a seguir realizando exámenes en otras oficinas forales como Txara y hemos recomendado a todas las trabajadoras que se realicen una autoexploración y que comuniquen si notan algo», indicó Egaña, quien recordó que se trata de una enfermedad benigna y «no requiere tratamiento».
La diputada de Presidencia y Administración Pública explicó que el ente foral ha comenzado a tomar medidas para intentar minimizar y reducir las afecciones. «Desde que se detectaron los primeros casos, se constituyó una unidad de Salud laboral de Osalan con los sindicatos para detectar los factores que provocan esta enfermedad, cuyo origen todavía no está definido», indicó Egaña. Tras analizar los diferentes casos y recabar todos los datos, añadió, «no se ha detectado un denominador común» entre todas las afectadas.
Aún y todo, la diputada aseguró que, pidiendo ayuda a empresas que con anterioridad han sufrido casos de lipoatrofia semicircular entre sus trabajadores, han comenzado a desarrollar una serie de «actuaciones plurales» encaminadas a reducir las afecciones. Según dijo, dichas medidas han supuesto en otros casos mejoría para un 80% de los afectados.
Entre esas medidas, desgranó, «se está garantizando el nivel de humedad en las oficinas, que debe situarse entre un 30 y 60%». Además, «se han colocado tomas de tierra en las mesas de trabajo; y en las mesas y esquinas vamos a empezar a implantar perfiles de poliuretano». Una cuarta medida está orientada a garantizar una buena renovación del aire en el interior de los edificios. «Y de forma cautelar se ha procedido a alejar lo más posible las mesas de las afectadas de los equipos electrónicos y a recomendar posturas correctas a los empleados», añadió.
Estas medidas, según dijo, han constatado «mejorías manifiestas» en una afectada, el primer caso aparecido. «Es necesario por lo menos un mes y medio de plazo para comprobar si se producen esas mejorías y hasta ahora sólo ese caso ha cumplido el tiempo, al resto también les haremos un seguimiento», explicó.
La diputada afirmó que están en contacto con la empresa Naturgas de Barcelona, donde se detectaron 200 casos, para que les expliquen las medidas que adoptaron allí. «Este jueves (por mañana) visitaremos la empresa para ver qué precauciones tomaron», dijo.
Mientras tanto, la diputada foral indicó que han solicitado la ayuda de un experto en este tema para realizar una medición de carga electrostática en los edificios forales. «Salvador Masip ha participado en estudios sobre esta cuestión en el Hospital de Valdecilla, en La Caixa y colaboró con Gas Natural, entre otros», dijo. Y además se llevará a cabo una medición del campo electromagnético por la empresa Labein.
A pesar de la multitud de casos, Egaña insistió en que esta enfermedad, que apareció por primera vez en Bélgica, no es «importante» y no requiere tratamiento. «En un mismo puesto de trabajo hay personas que pueden padecerla y otras que no, estando ambas sometidas a la misma acumulación de energía. No se sabe muy bien por qué».
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