El acoso psicológico o moral en el trabajo, conocido como mobbing, afecta ya a un 10 por ciento de los trabajadores españoles, según datos de la Asociación Nacional de Entidades Preventivas Acreditadas (ANEPA), que lo considera un importante riesgo laboral.
A pesar de que habitualmente se asocia el mobbing de los superiores jerárquicos hacia los subordinados, ANEPA –que es miembro de la CEOE– explicó que no siempre es así, y distingue diferentes tipos de acoso moral.
Así, asegura que hay uno “ascendente”, cuando un rango jerárquico superior en la organización se ve agredido por uno o varios subordinados. Se produce normalmente cuando se incorpora a la empresa una persona del exterior con un rango jerárquico superior y sus métodos no son aceptados por los trabajadores que se encuentran bajo su dirección.
Otro tipo de mobbing es “horizontal”, cuando un trabajador se ve acosado por un compañero con el mismo nivel jerárquico. Se produce normalmente por problemas puramente personales.
Finalmente, el “descendente” supone la situación más habitual, y normalmente se produce como consecuencia de la necesidad por parte del superior jerárquico de destacar claramente sobre sus subordinados o porque el trabajador abandone “voluntariamente” su puesto de trabajo, sin utilizar el despido legal.
Asimismo, ANEPA alertó de este problema no aparece en la empresa de forma espontánea, sino durante varias fases, que denomina “de conflicto”, “de estigmatización”, “de intervención desde la empresa” y “de marginación o exclusión de la vida laboral”.
Por otro lado, la Asociación considera que el acoso sexual en el trabajo no debe tratarse como mobbing, sino como un problema a analizar de forma específica. “No debemos caer en el error de quitarle importancia al acoso sexual, delimitándolo como un problema habitual en determinadas organizaciones empresariales”, explicó el presidente de ANEPA, José Luis Pérez Alvarez.
Formulas de prevención
Para prevenir el mobbing la Asociación sugiere algunas acciones, como la búsqueda por parte del trabajador acosado de canales de información alternativos; la consulta de cambios en la organización, para saber si se corresponde legalmente con sus capacidades y aptitudes para los que fue contratado; mantener claramente diferenciada la vida laboral de la vida privada (tendencias ideológicas, religiosas); denunciar las amenazas verbales por la vía normal, dando la importancia real a este hecho; hacerse ganar un respeto personal, impidiendo motes degradantes; o dejar claros los límites cuando decide voluntariamente prolongar su jornada laboral establecida legalmente.
“Tenemos que destacar que no hay un perfil propio de acosador ni de víctima. Todas las personas son potenciales partes implicadas en un caso de mobbing. Lo que sí es posible es detectar un entorno facilitador. Estos entornos suelen ser producidos por: indefinición de funciones, ambientes excesivamente competitivos, altas retribuciones económicas dependientes del esfuerzo profesional, diferencias salariales muy marcadas entre mismos niveles jerárquicos, y empresas con grupos informales muy establecidos, donde la influencia de un líder es más que destacable”, concluyó Pérez Álvarez.
Para el presidente de ANEPA, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y el Ministerio de Sanidad y Consumo, así como los Institutos Regionales de Seguridad y Salud, y las autoridades competentes, deberían enmarcar, definir e informar a las empresas de este tipo de riesgos laborales.
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