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Una investigación liderada por psicólogos españoles ha concluido que la sensación de que se va a perder el puesto de trabajo empeora los niveles de satisfacción sobre otros aspectos de la vida, como la familia, la salud, la situación económica y el balance entre trabajo y tiempo libre.

A medida que aumenta el temor al desempleo, “mayor es el nivel de inseguridad laboral, las personas están menos satisfechas con su vida personal, laboral, familiar y están menos comprometidas con su trabajo” declara Amparo Caballer, investigadora de la Facultad de Psicología de la Universidad de Valencia y coautora del estudio.

Este análisis, publicado en The Spanish Journal of Psychology, también revela que las consecuencias de la inseguridad laboral son distintas en cada grupo ocupacional.

Se han distinguido tres grupos: trabajadores de cuello azul, de cuello blanco y profesionales. En el primer grupo se enmarcan las personas con un puesto que no necesita una alta cualificación –como reponedores de supermercado o celadores de hospital–. Al segundo grupo pertenecen los trabajadores de oficina, administrativos, dependientes y cajeros de supermercado. El grupo de los profesionales lo componen médicos, ingenieros y enfermeras.

Cuando existe incertidumbre sobre el empleo, los trabajadores de cuello azul “tienen menos satisfacción vital y rinden menos y peor que el resto de los grupos estudiados”, explica Caballer. Por su parte, ante la inestabilidad, los trabajadores de cuello blanco son los que muestran más insatisfacción laboral.

A la vista de los resultados del estudio, no todos los empleados reaccionan a la inseguridad de la misma forma. Algunos grupos son más propensos a reaccionar de más negativamente a la percepción de inseguridad en el empleo, por lo tanto los autores del artículo aconsejan no tratar el problema de la misma manera en los diferentes grupos de una empresa.

Los datos del estudio se recogieron de las respuestas de 321 trabajadores a un cuestionario. El 51,4% fueron personas que trabajaban en hospitales, el 25,7% desempeñaban labores en supermercados y compañías de distribución comercial y el 22,9% eran empleados de ETTs.

La edad media del participante en el estudio fue de 32 años. El 66% disponía un contrato permanente y el 34%, de otro tipo de contratos (por ejemplo, temporales). “Para estudios de inseguridad laboral, si el tipo de contrato es temporal o permanente es una variable importante”, informa Caballer.

De todos ellos, el 74,3% fueron mujeres y el 25,7% hombres, posiblemente porque, como reconoce la experta, “en esos sectores la mayoría de los trabajadores son mujeres y por eso la mayor parte de la muestra lo es”.

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SINC

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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