Son ya más de trescientos los muertos, cerca de doscientos los heridos y 35 desaparecidos los que se ha cobrado el incendio que tuvo lugar en la noche del sábado en un centro comercial de Lima, cuando un artefacto pirotécnico explotó provocando la tragedia más lamentable de los últimos años. La zona del desastre, conocida como Mesa Redonda, fue catalogada como peligrosa por la fiscal de prevención Cecilia Vázquez.
El incendio se declaró a las 17:30 (hora local) y fue sofocado diez horas más tarde por una fuerza de más de 400 bomberos que asistieron a un espectáculo dantesco en el que las llamas recorrieron varias galerías comerciales situadas en cuatro manzanas adyacentes.
La tragedia fue desatada al estallar una caja de fuegos artificiales que era ofertada por un vendedor ambulante en el estrecho jirón Cusco del centro antiguo de Lima, pese a que el Ayuntamiento de la capital peruana había prohibido la venta callejera de esos productos.
Por su parte el jefe de Defensa Civil, Luis Potestá, confirmó el hallazgo de 289 cuerpos carbonizados en la vía pública y en algunos de los ambientes de las galerías comerciales incendiadas. No obstante, Potestá dijo que todavía no se había accedido a los sótanos, donde también habría más fallecidos, por lo que la cifra puede superar los trescientos.
En tanto, el ministro del Interior, Fernando Rospigliosi, dijo que la capacidad del depósito de cadáveres central de Lima se vio ampliamente superada, motivo por el cual se habilitaría el local del vecino puerto del Callao y algún hospital de la Policía y las Fuerzas Armadas.
Solidaridad internacional
La reacción del Gobierno peruano no se hizo esperar y en palabras de su máximo representante, el presidente Alejandro Toledo, que manifestó que «era la tragedia más dramática que le había tocado vivir como persona y como presidente», se aseguró que la estatal Beneficiencia Pública correría con los gastos de sepelio y que el Gobierno compraría las medicinas que hacen falta para atender a los cerca de 200 heridos, además declaró dos días de luto.
Toledo también agradeció el apoyo mostrado por la comunidad internacional. Desde Iberoamérica, Estados Unidos y Europa han llegado muestras de condolencia y ayuda.
Igualmente, el mandatario peruano agregó que el ministro de Justicia estaba trabajando desde ayer mismo en el marco legal de la prohibición de la venta, uso e importación de artefactos pirotécnicos «para que nunca volviese a ocurrir». En coordinación con la municipalidad de Lima, el gobierno anunció que reubicará a los comerciantes damnificados en un terreno gratuito, anunció Toledo.
Por otro lado, el reconocimiento de los muertos en el depósito central de Lima se realizará hoy, según un comunicado del ministerio de Salud. «Los familiares han sido convocados para el lunes temprano portando odontogramas, fotografías y documentos personales de las víctimas».
Las labores de rescate prosiguen su actividad y realizan todavía las tareas de recuperación de los fallecidos en los edificios incendiados a pesar de que la fragilidad de las paredes y techos, dificulta enormemente su recuperación. Los socorristas recuperaron igualmente los cuerpos de pasajeros y chóferes de taxi que transcurrían en el zona al momento del incendio y que quedaron atrapados en sus vehículos.
Las escenas más desagarradoras fueron vistas en pequeños locales de menos de dos metros cuadrados donde murieron al menos 30 personas que quedaron atrapadas al intentar refugiarse lejos de las llamas.
Pillaje entre las llamas
Sin embargo, la magnitud de la desgracia no alejó a los ladrones, que merodearon por la devastada zona para robar la mercancía dejada en la vía pública o en las galerías comerciales, antes de que un cordón policial bloqueara el acceso.
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