En un año en el que la crisis ha dejado a miles de personas en la cola del paro, el lastre de los accidentes laborales ha vuelto a subir. Durante estos primeros cinco meses de 2011 ha habido 35 fallecidos en el trabajo, dos más que en 2010, aparte de 178 accidentes catalogados como graves, cuando el año pasado fueron 171. Con estos números, sindicatos y Comunidad han vuelto a reclamar al Ministerio de Trabajo que aumente la plantilla de inspectores de trabajo, los únicos que pueden prevenir este tipo de accidentes.
En Madrid hay actualmente 106 inspectores de trabajo que realizarán 64.579 revisiones en empresas este año. De ellas, solo 10.288 serán en materia de prevención de riesgos laborales, según el Ministerio de Trabajo. Con esta plantilla, el ratio de la región se sitúa en 24.000 empleados por inspector, muy lejos de la media estatal (19.000) y aún más de los 10.000 que recomienda la Organización Internacional del Trabajo. La media en la Unión Europea, según CC OO, es de un inspector por cada 5.000 empleados. La mayor parte de los siniestros se deben a dejaciones de la empresa
Esta escasez supone un grave riesgo para la seguridad de los obreros. La mayor parte de los siniestros se deben a dejaciones de la empresa. Es verdad que con la crisis hay menos accidentes porque hay menos trabajo. Pero tiene un efecto perverso, ya que las empresas están también menos dispuestas a invertir en seguridad. Suponen un gasto añadido, explica Carmelo Plaza, portavoz de CC.OO. Carlos Moyano, presidente del sindicato de inspectores de trabajo, es aún más explícito: “Se trata de un problema generalizado en todo el país. Se necesitaría entre un 20% y un 30% más de plantilla para cumplir con los mínimos”, afirma.
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