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Más de 25.000 españoles padecen al año Síndrome del Latigazo Cervical (SLC) que, a pesar de que la lesión es una patología benigna, tiene una gran relevancia por su frecuencia y repercusión social, dado el gran deterioro en la calidad de vida que provoca.

Esta dolencia se produce más en mujeres que en hombres y más en personas altas que en bajas, debido a la longitud del cuello), según un informe realizado por la Clínica Armstrong Internacional de Madrid, centro dedicado exclusivamente a la investigación y tratamiento de lesiones del aparato locomotor, deportivas, y dolor de cabeza, cuello y espalda
Es una lesión del cuello provocada principalmente por un accidente automovilístico o un choque en deportes de contacto, aunque también puede ocurrir también al lanzarse al agua, ya que se trata de una lesión por aceleración-deceleración.

De hecho, cerca del 98% de los esguinces cervicales se originan por accidentes de tráfico (entre el 20 y el 50% de los accidentes de tráfico causan síndrome de latigazo cervical y se producen a velocidad inferior a 30 km/h, e incluso a velocidad más baja, 9 Km./h.), pero también se produce al sufrir una caída violenta en la que se genere un estiramiento grande del cuello, en deportes como el fútbol, fútbol americano, baloncesto y voleibol, entre otros.

El 50% de los pacientes tarda entre 1 y 3 meses en recuperarse. El 40% entre 3 y 12 meses. El 10% restante sufre dolor crónico. En Europa occidental el costo por baja e indemnizaciones por SLC alcanza la cifra de diez mil millones de euros al año.

Aunque en raras ocasiones se detectan señales externas o internas, los enfermos pueden experimentar dolor inmediato que indica una lesión anatómica; dolor tras el paso de horas o días, que indica lesiones benignas; dolor vertebral continuo, más agudo durante la noche, y dolor en el cuello que se incrementa con los cambios de postura del mismo dolor muscular, con sensación de tensión cervical, y quemazón que se agudiza al mantener posturas prolongadas y al final del día.

Además, el Síndrome de Latigazo Cervical provoca en la mayoría de los casos un Síndrome Temporo-Mandibular (STM), porque la mandíbula es el único elemento móvil en la cabeza y por lo tanto el más vulnerable tanto a la aceleración-desaceleración como al impacto directo.

El doctor José Fontcuberta, director de la Clínica Armstrong Internacional, considera que este síndrome es “el gran perjudicado, desconocido y olvidado.Incide más en jóvenes que en mayores; más en mujeres que en hombres y más en personas altas que en bajas. Además provoca la permanencia de los síntomas, dolores intensos y continuados. Es tan olvidado que los muñecos que se usan en simulacros de accidentes no tienen articulación temporo-mandibular (ATM) ni tan siquiera mandíbula móvil”, advirtió.

Según este experto, “el cuadro sintomático es muy amplio y variado: dolores de cabeza en la frente y sienes dolores alrededor o detrás de los ojos, trastornos visuales (se caen las letras del ordenador o de los textos) mareos, vértigos e inestabilidad, alteraciones en la audición, pitidos, zumbidos, ruidos y taponamiento en los oídos, fotopsias (lucecitas y estrellitas), se duermen las manos, ruidos al abrir o cerrar la boca, cansancio al levantarse de la cama, sensación de fatiga crónica, dificultad para abrir la boca del todo, angustia, trastornos de memoria…

Además, estos síntomas pueden desembocar en cuadros de ansiedad, llegando incluso a cuadros depresivos, ya que el paciente no puede vivir con el dolor, se siente incomprendido, está cansado de medicamentos, su entorno social, laboral y familiar está afectado y además no encuentra solución al problema. En casos extremos, además de lesiones musculares y de pequeñas hemorragias internas, puede producir hernias discales e incluso rotura de vértebras.

En el caso del Síndrome del Latigazo Cervical en los niños, las lesiones pueden ser mucho más graves, ya que éstos son más proclives a padecer hemorragias internas porque los órganos vitales se pueden desprender con más facilidad.

Como sucede en las lesiones deportivas, los niños tienen mayor predisposición a padecer lesiones medulares, ya que las vértebras que sujetan sus cabezas tienen poca solidez hasta pasados los cuatro o cinco años de edad, además de la desproporción del peso de ésta con relación al de su cuerpo. Por ello, los expertos consideran que no es exagerado pensar que “un latigazo cervical en un adulto puede ser una tetraplegia en un niño”.

Por todo ello, se considera que la prevención es la mejor manera de atajar este problema. En los accidentes de tráfico, además de la utilización del cinturón de seguridad, se debe colocar correctamente el reposacabezas que tiene que estar inclinado hacia delante y con su borde superior situado a la altura del límite superior del cráneo. Además, el asiento debe estar poco inclinado.

En el caso de los niños, se debe utilizar una silla homologada y acorde con las características físicas del menor, así como los cinturones de seguridad de los asientos traseros del automóvil. En deportes de contacto se puede y debe prevenir utilizando protectores bucales de doble mordida.

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Diariomedico.com

Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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