El devastador incendio que afectó el pasado lunes a 52 viviendas de un edificio de la calle Julio Palacios, en el distrito madrileño de Fuencarral, pudo deberse a un cortocircuito provocado por la explosión de un aparato de limpieza, según ha podido saber ABC de fuentes de la investigación. Aunque la Policía Científica no facilitará un dictamen definitivo sobre la causa del siniestro hasta analizar las múltiples pruebas recogidas en el inmueble, la hipótesis del accidente doméstico como origen del suceso cobra fuerza, con la novedad de que ahora se le añade el detalle del «chispazo eléctrico como detonante del incendio, dado que es imposible que la explosión de una aspiradora pudiera por sí sola generar el fuego inicial».
Sin conclusiones definitivas
Aunque los enormes destrozos provocados por el fuego en la escalera más afectada del bloque dificultan enormemente la presentación de conclusiones definitivas tanto por parte de la Policía como de los Bomberos, los investigadores parecen haber dejado en vía muerta la posibilidad de que el piso en el que se fraguó la catástrofe albergara un laboratorio clandestino de sustancias estupefacientes que facilitaran la propagación del fuego. «Ni el fuego tenía una tonalidad extraña, ni el olor era especialmente raro. Además, en las inspecciones posteriores al incendio, los restos de material tampoco presentaban indicios de haber estado expuestos a una combustión poco convencional», precisaron.
Asimismo, agregaron que en esa vivienda, precintada por la Policía, no hay pruebas de una explosión de cierta envergadura, «como la que podría originarse si un laboratorio clandestino salta por los aires. Otra cosa es que se haya producido el reventón de un aparato eléctrico y que éste desatara el cortocircuito que dio lugar al incendio». En este sentido, el propietario del piso contiguo al afectado en primer lugar aseguró a este periódico que «a esa hora de la mañana, yo no advertí ruido alguno que me hiciera pensar que se había producido una fuerte explosión».
Parsimonia vecinal
Los bomberos, que se enfrentaron a múltiples obstáculos para desarrollar con garantías la operación de rescate de los afectados y las labores de extinción del incendio, están además sorprendidos por el origen de la primera llamada que advertía de que algo estaba ocurriendo en el número 24 de la calle Julio Palacios. Ayer repasaron la grabación de las comunicaciones recibidas durante esa mañana y descubrieron que la primera se efectuó desde las dependencias universitarias anejas al Hospital de La Paz. En ésta, una comunicante aseguraba que «podía ver llamas» en un piso de la planta segunda o tercera del bloque.
Sorprendentemente, el primer indicio del incendio no fue sólo en forma de humo, sino que «también pudo ver fuego, lo que indica que cuando se nos avisó el incendio ya se había declarado hacía minutos. A continuación, lo hizo un conductor desde su móvil». Pero lo más sorprendente, añaden, «es que ningún vecino se diera cuenta de ello y tuviera que hacerlo alguien que estaba a cientos de metros de la finca. Sólo la tercera comunicación fue efectuada desde el edificio siniestrado», señalaron. Es probable que la explicación esté en que, a esas horas, no había muchos propietarios en el edificio y en que las personas que permanecían en las casas eran ancianas o miembros del servicio doméstico, en algunos casos con mínimos conocimientos de español.
El Cuerpo de Bomberos de Madrid, muy afectado por las críticas vertidas sobre su actuación por algunos vecinos, asegura que no tiene constancia de que algún propietario haya presentado una denuncia contra su proceder del lunes. «Algunos afectados se han ofendido porque se les criticó que abrieran las puertas y las ventanas, lo que actuó de tiro para el fuego, pero es necesario que la gente tome conciencia de lo que se debe o no hacer en caso de incendio».
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