El Hospital Miguel Servet y el Hospital Clínico Universitario de Zaragoza han organizado conjuntamente unas jornadas sobre el estrés laboral, el segundo problema de salud de la Unión Europea, según explicó hoy el director gerente del Servicio Aragonés de Salud, Alfonso Vicente.
Vicente precisó que es el segundo problema de salud más común tras el dolor de espalda, “que afecta a uno de cada tres trabajadores”, lo que supone el 28 por ciento de los trabajadores de la UE, y que tiene un coste de 20.000 millones de euros anuales. Así, los estudios apuntan que entre el 50 y el 60 por ciento de todas las jornadas laborales perdidas tienen que ver con el estrés.
Además, entre las repercusiones del estrés sobre la salud se encuentran las enfermedades cardiovasculares y el ictus, que alcanzan al 16 por ciento de hombres y al 22 de mujeres. Si se incluye el trabajo sedentario, la proporción de este tipo de enfermedades supera el 50 por ciento.
Por este motivo, desde Salud se han organizado las jornadas en los hospitales, ya que Vicente puso de manifiesto que por número de trabajadores, el Hospital Miguel Servet “es la segunda empresa de Aragón”, y junto con el Clínico “sería la primera”, con un total de 8.000 trabajadores.
La coordinadora de las jornadas, psicóloga y técnico en Ergonomía del Servicio de Prevención del Hospital Miguel Servet, Pilar Paúl, recordó que el estrés se produce por el exceso de trabajo, y por tener responsabilidades con poca autonomía, ante “funciones poco definidas y un liderazgo deficiente”.
Este problema produce síntomas físicos (como dolor de cabeza, tesión muscular) y psíquicos, pudiendo llegar a generar “ansiedad, depresión y el síndrome del quemado, así como conflictos laborales y situaciones de acoso y violencia”, con lo que “empeora la calidad del servicio, pueden aumentar las accidentes laborales, y hay una desmotivación en el ambiente”.
Para tratarlo y prevenirlo, la especialista recomendó el desarrollo de estrategias de organización, establecimiento un sistema de comunicación, el trabajo en equipo y la formación continuada “para estar a la última” y poder asumir los propios cometidos, mientras recomendó a los trabajadores “saber cómo nos afectan los diferentes factores y cómo se puede prevenir”.
Al respecto, explicó que las consecuencias físicas del estrés –tensión muscular y contracturas–, se pueden prevenir con relajación; las psíquicas –ansiedad, depresión y síndrome del quemado– haciendo ejercicio físico, y las sociales –pérdida del contacto con la familia y los amigos–, “buscando aficiones que nos ayuden a relativizar el trabajo profesional y dando importancia a la familia, los amigos y el enriquecimiento personal”.
Además, señaló que ya se han organizado cursos de estrés en el Miguel Servet, “en los que han participado unos 150 trabajadores” y se van a crear aulas antiestrés. Respecto al estado actual de los trabajadores de estos hospitales, Paúl explicó que están realizando un muestreo, que por ahora ha llegado al 10 por ciento de los plantilla, “y ninguno está en situación de riesgo nocivo”.
Por su parte, la gerente del Hospital Miguel Servet, Luisa María Noeno, aseguró que las jornadas son “una iniciativa pionera” cuya finalidad es estudiar y actuar al respecto y tratar tema como la relación entre el trabajo y el estrés y cómo mejorar las condiciones de trabajo.
Asimismo, el gerente del Hospital Clínico Universitario, Sebastián Celaya, comentó que es una actividad que se desarrolla en colaboración entre ambos hospitales “porque nos preocupa” ya que el estrés “es un problema que tiene especial incidencia en el sector sanitario”, en el que los trabajadores se enfrentan a diario con el “dolor, la enfermedad y la muerte”.
Celaya argumentó que para dar calidad en el servicio sanitario, “es preciso que los trabajadores tenga esa calidad, estén mínimamente contentos, incentivados y motivados” y apostó por desarrollar “soluciones innovadoras para paliarlo”.
Las Jornadas “Trabajemos contra el estrés” tendrán lugar entre los días 20 y 24 de enero y se estructuran en torno a cinco mesas redondas. Están destinadas a hacer de los centros de trabajo lugares más seguros y saludables mediante la promoción de actividades cuyo objetivo es reducir el estrés y los riesgos psicosociales relacionados con el trabajo.
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