La muerte de un trabajador inmigrante sin papeles en Maracena (Granada) ha destapado las condiciones en las que los propietarios de la empresa Robles y Santiago SL, ahora detenidos, mantenían a los empleados. Carlos Romero, argentino de 20 años, falleció en la madrugada del martes en un hospital local pocas horas después de caer desde una altura de ocho metros cuando trabajaba en la colocación de un ascensor en un bloque de viviendas.
En un principio, los propietarios de la empresa (M. A. S. M., de 28 años, y M. L. R., de 38) negaron incluso que el joven trabajara para ellos, asegurando que estaba “de visita para pedir empleo” y que lo habían encontrado gravemente herido en el hueco del ascensor. Según relató ayer Agustín, hermano del fallecido, los propietarios se presentaron en el hospital esa misma noche y le amenazaron con “hacerles la vida imposible” e intentar deportarlo si contaba lo ocurrido.
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