Nada más instalarse en el edificio Tecnopole II, muchos de los teleoperadores empezaron a percibir síntomas muy parecidos: erupciones en la piel, dificultades para respirar, dolores de cabeza crónicos e incluso ataques de ansiedad. Seis empleados llegaron a sufrir hemorragias nasales o bucales y entre 25 y 30 tuvieron que ser atendidos por los servicios médicos de la Mutua Universal contratada por la empresa y que de momento se niega a reconocer los episodios como accidentes laborales.
Los trabajadores que desconfiaron de la mutua y acudieron a los servicios de urgencias de distintos hospitales orensanos obtuvieron un mismo parte y serias recomendaciones de los médicos que les atendieron. El diagnóstico oficial: “Reacción alérgica por agente inhalado”. El consejo de los doctores a los pacientes atendidos: “Salid de esas instalaciones”.
Y eso fue exactamente lo que exigió, sin éxito, el comité de empresa a la dirección de Unitono Servicios Externalizados la pasada semana: abandonar temporalmente la nave donde trabajan los teleoperadores a la espera de que se hagan públicos los análisis que está llevando a cabo el Instituto Galego de Seguridade e Saúde Laboral (Issga). Esa sugerencia, que las llamadas fueran desviadas a otra plataforma que la empresa de gas tiene en A Coruña para informar a sus clientes, fue desatendida por la dirección de Unitono Servicios Externalizados.
La representación sindical encabezada por Comisiones Obreras, la central mayoritaria en este centro de trabajo, ha presentado ya denuncia ante la inspección de Trabajo. La empresa se avino a “realizar mediciones ambientales, revisar y limpiar los conductos de ventilación y a sellar y a revisar el aire acondicionado”. Para “subsanar la sequedad ambiental se instalaron humidificadores”, rezaba en las comunicaciones que los directivos enviaban al comité de empresa.
Con ese motivo, el pasado 28 de febrero, domingo, se paró la actividad del servicio de atención al cliente en Ourense. Cuando los empleados regresaron el pasado lunes a sus puestos de trabajo, se encontraron un escenario distinto: ventanas abiertas y recipientes con agua distribuidos por el suelo. Unos remedios caseros que no lograron paliar los síntomas de los trabajadores que siguieron cayendo esta semana. El mismo jueves en el turno de mañana, otra teleoperadora tuvo que abandonar su puesto de trabajo aquejada por similares afecciones y la propia empresa admite que 10 de sus empleados acumulan varias semanas de baja.
Entretanto, el comité de empresa prefiere “mantener la calma y evitar cualquier tipo de alarmismo”, sobre todo después de cotejar los primeros mensajes que está recibiendo el Issga y que “parecen tranquilizadores, además de confirmar la colaboración de la empresa”. Pero entre muchos empleados ha empezado a cundir el nerviosismo “por la falta de información”. Lamentan que se les obligue a retornar cada día a un centro de trabajo con unas “condiciones dudosas”.
“No es normal ver que algunos compañeros sangran por la nariz día sí y día también, que personas que nunca tuvieron problemas respiratorios ahora sufren repentinos ataques de asma, dolores de cabeza…” denuncia una joven que prefiere permanecer en el anonimato.
El departamento de comunicación de la empresa reitera que el edificio donde se ubica la empresa cuenta con todos los permisos y que la dirección está poniendo “todos los medios” para subsanar los problemas que han surgido en la nueva sede de Ourense. Y, mientras, la dirección sigue citando cada día a los empleados en el mismo centro de trabajo. La próxima semana el Instituto de Seguridade e Saúde Laboral de la Xunta promete tener listos ya los análisis que determinen el causante de las múltiples infecciones que los médicos están detectando entre los trabajadores. Una vez se conozca el diagnóstico, el comité de empresa exigirá que la mutua reconozca toda y cada una de las bajas como accidente laboral.
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