Una fuga de gas tóxico obligó ayer a los expertos encargados de neutralizar miles de obuses químicos en el norte de Francia a suspender durante casi media hora la preparación de las municiones para su traslado. Una vez resuelto sin consecuencias el problema, se esperaba que el convoy de siete camiones emprendiese su viaje de cuatro horas hasta Suippes a la una de la pasada madrugada.
Los equipos de artificieros pudieron reemprender su tarea al cabo de veinticinco minutos, trabajos consistentes en el acondicionamiento de unas 55 toneladas de municiones, armadas con agentes tóxicos, que datan de la Primera Guerra Mundial, para su transporte.
La fuga de uno de los obuses de un gas altamente tóxico, el fosgeno, una combinación de cloro y óxido de carbono, ha sido el primer incidente de esta naturaleza desde el inicio de las operaciones en Vimy, entre las regiones de Arras y Lens, en el noreste de Francia.
El incidente se produjo al desprenderse una pequeña nube de gas de color blanco, pero la cantidad fue mínima y el gas rápidamente neutralizado por un «muro de agua» dispuesto al efecto por los bomberos por medio de sprays. Según la célula de crisis instalada en Lille para el seguimiento de los trabajos, no hubo afectados. Los artificieros, equipados con trajes de seguridad, taponaron con rapidez la fuga de gas. En cualquier caso, este escape confirma que las operaciones de acondicionamiento y transporte representan un «peligro real», manifestó la Prefectura del departamento.
Las armas químicas a transportar incluyen obuses de fosgeno, de efectos asfixiantes al atacar las vías respiratorias y que puede resultar letal, así como de gas mostaza, o iperita, un agente vesicante que actúa sobre la piel y las mucosas, que puede originar ceguera y que causó estragos entre los combatientes de la Gran Guerra. En Vimy quedarán unas 135 toneladas de obuses convencionales, es decir, no químicos, que serán acondicionados.
Pueblos fantasma
La práctica totalidad de los más de doce mil habitantes de la región fueron evacuados el viernes por un periodo de diez días, salvo una treintena de recalcitrantes que se negaron. Las pequeñas localidades de los alrededores se han convertido en pueblos fantasma protegidos por la Gendarmería para evitar saqueos. Las autoridades dijeron que no están habilitadas para obligar a marcharse a quienes se han negado a dejar sus casas, pero si hubiera una alerta reconsiderarían esa postura.
La precipitada e improvisada evacuación en un radio de tres kilómetros ha suscitado fuertes críticas de los habitantes, que tuvieron muy poco tiempo para hacer las maletas. Cuando la orden de evacuación fue comunicada el viernes, hacía una semana que las autoridades disponían de un informe sobre el peligroso estado de deterioro de la munición.
El sábado por la tarde, los artificieros empezaron a acondicionar para su traslado las 59 cajas, con casi 3.200 obuses, y colocarlas en contenedores refrigerados para el viaje de cuatro horas hacia el depósito militar de Suippes, en una zona escasamente poblada cercana a Reims, donde serán almacenadas en subterráneos diseñados para cabezas nucleares.
Estaba previsto que el cargamento de los siete camiones, más uno de reserva, terminase anoche para que los vehículos emprendiesen a la una de la pasada madrugada el viaje nocturno de algo más de 200 kilómetros hacia Suippes por dos tramos de las autopistas A26 y A4, que serían cerradas al tráfico, anunció el prefecto de la región de Nord-Pas-de-Calais, Rémy Pautrat. El convoy sería escoltado por cuatro helicópteros y 175 hombres en 51 vehículos, con casi medio millar de efectivos cubriendo el recorrido.
Además de las algo más de doce mil personas, fue evacuado el ganado hasta prados requisados de los alrededores. Los animales domésticos que no fueron evacuados podrán ser visitados por sus propietarios, con un salvoconducto que permitirá dos visitas semanales de una hora.
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