Una sentencia reconoce que la muerte de un funcionario de prisiones, que trabajaba en el centro penitenciario de Valladolid con los reclusos más peligrosos y que se suicidó al paso del tren, fue “consecuencia directa de la naturaleza” del servicio que desempeñaba. Según la Audiencia Nacional, ha quedado acreditado que el fallecimiento del trabajador se ha producido “como consecuencia directa de la naturaleza del servicio desempeñado”.
Por este motivo, la Sala de lo Contencioso-Administrativo declara el derecho de dos familiares directos del trabajador, que perdió la vida el 20 de octubre de 1997, a percibir la pensión “extraordinaria” de viudedad y orfandad “que les corresponde” y que hasta ahora les había sido denegada. El funcionario padeció un incidente violento seis años antes de su muerte, pero no causó baja laboral salvo en un primer periodo y “sí necesitó en cambio asistencia especializada desde entonces”, como consta en informes del neuropsiquiatra y de su médico de cabecera.
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