Un hombre de 46 años de edad falleció tras precipitarse al vacío desde una altura de tres metros en una obra en la parroquia de Xeve, en Pontevedra, y otro obrero de 18 años resultó herido de gravedad en Vigo, tras caer desde una altura similar.
E.G.S., de 46 años y vecino del municipio pontevedrés de Ribadumia, es el obrero que falleció en el accidente laboral registrado en una obra en construcción ubicada detrás de la granja-taller YUCA, ubicada en la parroquia de San Andrés de Xeve, en Pontevedra.
El siniestro ocurrió a las 8.15 horas cuando, por causas que se desconocen, el trabajador, de 46 años de edad, casado y con dos hijos, se precipitó desde una altura de más de tres metros y falleció en el acto.
E.G.S., que trabajaba como operario de una constructora de Pontevedra, se encontraba en la terraza de un edificio en construcción instalando unas planchas impermeables cuando cayó al vacío.
El cadáver del trabajador fallecido en este accidente laboral fue trasladado al Hospital Provincial de Pontevedra, para practicársele la autopsia.
El segundo accidente se registró en una obra en el número 31 de la calle Velázquez Moreno, donde a las 10.30 horas el joven D.G.D., de 18 años de edad, resultaba herido al precipitarse desde una altura de unos 3 ó 4 metros, desde la planta baja al sótano de un edificio de viviendas y estudios en construcción.
El joven herido, que estaba realizando trabajos de desencofrado, no perdió la consciencia, según informaron fuentes del 061, y presentaba “dolor en el costado derecho”, por lo que fue trasladado a la Clínica Fátima de Vigo, donde permanece ingresado con “pronóstico muy grave”, según fuentes del centro médico.
Responsables de Construcción de la CIG denunciaron hoy que la obra de Vigo en la que se registró este siniestro laboral presenta “deficiencias” y que la caída del operario era “perfectamente evitable”.
Así lo afirmaron Xosé Xoan Melón y Alberto Fernández, que acudieron al lugar el siniestro y comprobaron que la obra “no estaba en muy buenas condiciones”, al tiempo que criticaron la existencia de unas cuatro empresas subcontratadas que realizan trabajos a través de una decena de operarios en este inmueble.
Los representantes de la CIG denunciaron que “este tipo de accidentes son perfectamente evitables”, con la señalización de los lugares peligrosos, o asegurando a los operarios con arneses. En todo caso, admitieron desconocer las circunstancias en las que se produjo la caída del chico, ya que se encontraba solo porque sus compañeros estaban en la hora del bocadillo.
Asimismo, acudió al lugar una inspectora de la Delegación de Traballo para analizar las condiciones en las que se desarrolla el trabajo, y ordenó la suspensión provisional de los trabajos.
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