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Así lo aseguran los datos que maneja la Dirección General de Trabajo de la Junta de Extremadura, y que puso de manifiesto hace unas semanas en el segundo congreso extremeño de prevención de riesgos laborales. Allí quedó claro cuál es el perfil de la accidentalidad laboral en la región.
Un percance en el trabajo le puede suceder a cualquiera. Nadie está exento de sufrirlo. Pero si uno es varón y joven, las opciones son mucho mayores. Las estadísticas dicen que el “trabajador tipo” que sufre un accidente es un hombre, con una edad comprendida entre los 25 y 29 años. Tiene la nacionalidad española y lleva de uno a tres años trabajando en el puesto de peón con un contrato temporal.
Además, pertenece a una empresa del sector servicios, que tiene una plantilla comprendida entre uno y nueve trabajadores.
Por regla general, los percances suceden en el lugar de trabajo habitual, especialmente los lunes a segunda hora del trabajo.
La mayoría se origina como consecuencia de movimientos del cuerpo con esfuerzo físico, lo que motiva sobreesfuerzos durante la manipulación de materiales, objetos o productos.
No son graves
Afortunadamente, la práctica totalidad de estos accidentes no resulta de gravedad. Provocan dislocaciones, esguinces y torceduras de carácter leve. Principalmente, afectan a los brazos.
Las estadísticas dicen que sufren un percance laboral casi cinco trabajadores (exactamente 4,9) de cada cien que están expuestos a tenerlo. Sin embargo, la tasa varía de forma importante dependiendo de si se pertenece a ciertos colectivos concretos.
Por ejemplo, en el caso de las trabajadoras, apenas alcanza el 2%; y en el de los menores de edad (16 a 18 años), se dispara al 8%. Si se trata de inmigrantes, la proporción es del 5%, a la par que la media.
Por sectores, industria (10%) y construcción (12%) son los que más sufren. Detrás aparecen los servicios (3%) y la agricultura (2%).
Estudio
Para elaborar sus conclusiones, Trabajo ha investigado una muestra de 827 accidentes entre los años 2004 y 2007. Concluye que son cuatro las causas fundamentales que inciden en la mayoría de percances.
Por ejemplo, hay que hablar de métodos de trabajo inexistentes o inadecuados y también de formación insuficiente e inadecuada sobre los riesgos existentes.
También se cita la ausencia de actividades dirigidas a la detección y evaluación de riesgos y no poner a disposición de los trabajadores los equipos de seguridad necesarios para evitar problemas.
La expresión más dramática de la siniestralidad laboral se refleja en los que acaban con resultado de muerte. Y parece que no es un problema de fácil solución.
A pesar de que el número total de accidentes cayó el 7,4% el año pasado en relación con 2007, el de víctimas mortales creció nada menos que el 13%. Así lo dicen los datos que recopila el Ministerio de Trabajo.
Además, hay que tener en cuenta una cuestión añadida. La verdadera cruz laboral hace dos años fueron los accidentes “in itinere”, aquellos que tienen lugar entre el hogar y el lugar de trabajo. Su práctica totalidad se traduce en accidentes de tráfico.
Entonces, la carretera se llevó la vida de más de la mitad de fallecidos. Ya en 2008, el número de víctimas mortales “in itinere” cayó un 61%, pero el total subió el citado 13%.
Llama la atención que, aunque la construcción es el sector que en total más accidentes concentra, los más peligrosos se producen en la agricultura. El año pasado, siete de las 26 muertes tuvieron lugar en el campo (la cuarta parte), mientras que otras cinco ocurrieron a pie de obra. Destacan también las tres víctimas mortales que se cobró la industria alimentaria y las dos de las actividades recreativas, la administración pública y la hostelería.
Confusión
Respecto a los datos de este año, el sindicato Comisiones Obreras en la región ha denunciado que los que contiene el Boletín de Estadísticas Laborales del Ministerio de Trabajo no se ajustan a la realidad.
Asegura que hasta el mes de septiembre los fallecidos en accidente laboral eran nueve, y no cinco como recoge este informe. De ellos seis tuvieron lugar en el centro de trabajo y tres “in itinere”.
Comisiones insiste en no se puede dejar al azar el que haya más o menos accidentes mortales y que «es preciso hacer un esfuerzo por analizar los riesgos existentes para la salud y la seguridad de los trabajadores y aplicar aquellas medidas y actuaciones correctoras que sirvan para eliminar o al menos reducir al máximo los peligros».
¿Qué se puede hacer contra los accidentes? Rosario Riñones, secretaría de Acción Sindical y Empleo del sindicato UGT, lo tiene muy claro. «La clave está en denunciar», asegura. Denunciar todas las actitudes que pongan en riesgo la salud de los trabajadores.
«Creemos que la prevención de riesgos laborales está siendo una de las más perjudicadas por la crisis. En este escenario, los empresarios reducen costes, y lo primero que se toca es la seguridad».
También cita como causas la precariedad laboral que en muchos casos sufren los trabajadores accidentados y que les sitúan en unas condiciones laborales difíciles. «En estas situaciones los sindicatos tenemos que estar atentos para denunciar».

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Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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