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El Parlamento Europeo bloqueó la norma que permite ampliar la jornada laboral máxima a 65 horas semanales, que fue aprobada por los ministros de Trabajo de los 27 el pasado mes de junio con el voto en contra de España. Los eurodiputados aprobaron por mayoría absoluta una serie de enmiendas que exigen que en un plazo máximo de 3 años se supriman todas las excepciones (opt out) a la jornada laboral de 48 horas semanales.

La Eurocámara reclamó además que se considere tiempo de trabajo la totalidad del tiempo de las guardias, incluido el periodo inactivo. Esto cuestiona también el acuerdo alcanzado por los Veintisiete, que establecía que el cual el periodo inactivo de la guardia (por ejemplo, cuando un médico duerme en un hospital) no debe considerarse como tiempo de trabajo a menos que la legislación nacional, un convenio colectivo o un acuerdo entre interlocutores sociales disponga lo contrario.

Las enmiendas fundamentales contra las 65 horas semanales recibieron un respaldo muy superior a la mayoría absoluta de 393 votos que era necesaria para que salieran adelante. En concreto, la exigencia de suprimir las jornadas laborales de más de 48 horas en un plazo de 3 años fue aprobada por 421 votos a favor, 273 en contra y 11 abstenciones. Y la enmienda sobre las guardias salió adelante por 576 votos a favor, 122 en contra y 13 abstenciones.

Ello significa que, además de por socialistas (excluyendo a parte de los laboristas británicos) y grupos de izquierda, fueron apoyadas por muchos eurodiputados del Partido Popular Europeo, entre ellos los populares españoles. Todos los eurodiputados españoles, incluyendo los del PNV, CiU, Verdes, Eusko Alkartasuna e Iniciativa per Catalunya-Verds (ICV), apoyaron que se ponga fin al opt-out.

El voto de la Eurocámara abre ahora un nuevo periodo de negociación de 90 días (denominado conciliación) entre el Parlamento y el Consejo al cabo del cual, si no hay acuerdo, decae el texto. Las negociaciones se anuncian difíciles porque Reino Unido anunció ya este miércoles que seguirá defendiendo el mantenimiento del opt-out, mientras que España pidió al resto de Estados miembros que se acerquen a la posición del Parlamento.

El ponente parlamentario sobre la directiva de tiempo de trabajo, el socialista español Alejando Cercas, calificó de “gran victoria del Parlamento Europeo y de la Europa Social” el bloqueo de las 65 horas. Cercas se dirigió a los Veintisiete para decirles que el voto de la Eurocámara “no es un contratiempo, es una oportunidad de rectificar una decisión equivocada”.

Por su parte, el eurodiputado del PP Juan Naranjo aplaudió el rechazo de la Eurocámara a las 65 horas semanales y pidió al Gobierno español que sea “más activo” entre sus socios comunitarios en la defensa de los derechos de los trabajadores para parar definitivamente esta norma. “Hemos votado en defensa del modelo laboral español y del modelo social europeo”, señaló.

El representante de Izquierda Unida, Willy Meyer, valoró también positivamente el bloqueo de la directiva ya que “de salir adelante supondría un grave retroceso en los derechos laborales conseguidos tras largos años de lucha del movimiento obrero”. “El Parlamento ha hablado claro y ha dicho no a la agresión al derecho laboral y a la negociación colectiva, y ha dicho no a abrir las puertas al dumping social”, señaló por su parte el eurodiputado de ICV, Raül Romeva.

La Confederación Europea de Sindicatos (CES) dijo que el voto del Parlamento demuestra que la Europa social “está viva y goza de buena salud”. En el bando contrario, la patronal europea BusinessEurope lamentó la decisión de la Eurocámara porque priva a las empresas de la “flexibilidad necesaria” para organizar el tiempo de trabajo. “Los trabadores que quieren ganar más trabajando más tiempo no estarán autorizados a hacerlo”, criticó el director general de BusinessEurope, Philippe de Buck, en un comunicado.

El acuerdo alcanzado por los Veintisiete en junio y bloqueado ahora por la Eurocámara permite que continúen indefinidamente las excepciones a la jornada laboral de 48 horas semanales.

En virtud de acuerdos individuales entre empresario y trabajador, se podrá alargar la jornada laboral hasta 60 horas semanales, calculadas como media sobre un periodo de tres meses, e incluso hasta 65 horas en ausencia de un convenio colectivo o cuando el periodo inactivo de la guardia se considera tiempo de trabajo. Contra este compromiso votaron España y Grecia y se abstuvieron Bélgica, Chipre, Hungría, Malta y Portugal.

Las enmiendas del Parlamento suprimen la opción de elevar a 60-65 horas el máximo de la jornada máxima semanal.

Las negociaciones entre la Eurocámara y los Veintisiete se anuncian muy difíciles. El ministro británico de Relaciones Laborales, Pat McFadden, dijo hoy que su Gobierno seguirá luchando para que se pueda trabajar más de 48 horas semanales. “La libertad de elección sobre el tiempo de trabajo ha funcionado con éxito en Reino Unido y en otros Estados miembros durante muchos años. El Gobierno británico apoya el opt-out, que da esa posibilidad de elegir a los trabajadores británicos, y continuará defendiéndolo”, insistió el ministro de Relaciones Laborales.

“Creemos que es un error quitar a los trabajadores la oportunidad de trabajar más y ganar más si así lo desean”, señaló.

Por su parte, la secretaria general de Empleo, Maravillas Rojo, expresó su “satisfacción” por el resultado del voto y dijo que la postura del Gobierno español había jugado un papel “determinante” en el bloqueo de la directiva. Rojo reclamó al resto de países de la UE acerquen su postura a la del Parlamento Europeo.

El comisario de Empleo, Vladimir Spidla, señaló que espera que las negociaciones avancen durante la presidencia checa en el primer semestre de 2009 y dijo que adoptará el papel de “mediador imparcial” entre los Veintisiete y la Eurocámara, aunque hasta ahora se ha situado del lado del Consejo.

El ministro francés de Trabajo y presidente de turno del Consejo, Xabier Bertrand, dijo hoy que ve “difícil” pero “no imposible” que los Veintisiete y la Eurocámara lleguen a un acuerdo sobre la norma. Bertrand aseguró que el abandono de la nueva directiva “no es una sería satisfactorio para nadie” porque casi todos los países de la UE vulneran la legislación vigente por lo que se refiere a las guardias médicas. “La situación de hoy no es satisfactoria para nadie, ni para los trabajadores, ni para las empresas ni para los Estados”, resaltó.

Subrayó además que la legislación vigente permite trabajar hasta 78 horas semanales y que la directiva rechazada por la Eurocámara reduciría este límite a las 65 horas.

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Este contenido ha sido publicado en la sección Noticias de Prevención de Riesgos Laborales en Prevention world.

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